Ayer, 10 de julio de 2014 1os
nervios volaban en mi estómago. Arriba y abajo, abajo y arriba mientras
apretaba la mano de Álvaro con fuerza mientras íbamos de camino al Parque en el
coche de mi padre.
Quienes
íban conmigo adivinaban que cada resoplido que salía de mi boca era de puro
nervio ante lo que estábamos a punto de vivir, y eso que tan solo eran las
siete menos diez,, sin embargo, sentía que el coche iba demasiado lento…
Al
final, llegamos hasta Batán y tras aparcar, nos despedimos de nuestro “chófer”
y enfilamos hacia el Parque, yendo primero a la tienda de NickelodeonLand para
que mi querido Tar se comprara su tan ansiada camiseta de las Tortugas Ninja y
una vez cumplida la misión, pusimos rumbo al Viejo Caserón.
Nos
encontramos con Cris, la community manager del Parque, que nos saludó
amablemente y nos indicó que esperáramos en la verja del Caserón. Así lo
hicimos, encontrándonos con varias caras conocidas: Antonio, twittero y los
Just4Rides también estaban allí.
Mientras
esperábamos, los nervios aumentaron, y varios moradores (un loco, una loca y la
enfermera) decidieron salir a hacer una visita a los visitantes de excepción
que nos habíamos congregado (blogueros, poseedores del Bono Terror y sus
acompañantes).
Hubo un
momento en que el misterioso Enterrador se acercó a la verja y estuvo hablando
con todos nosotros y hasta hubo tiempo para gastar alguna bromilla.
Por fin,
nos dijeron en qué consistiría la visita: nos adentraríamos como siempre en el
interior del Viejo Caserón, pero con una excepción: ésta vez podrían tocarnos;
Luego, entraríamos de nuevo en la casa, pero no habría actores: la
recorreríamos con la luz y sonidos ambiente.
Prestos,
Al y yo nos encaminamos al laberinto de colas, situándonos los primeros.
Los ojos
del Enterrador, ya tan familiares, se clavaron en nosotros como era costumbre
mientras el hombre abría la verja y
dejaba pasar a nuestro grupo.
De nuevo,
ese discurso:
-Van a
caminar ahora por un laberinto poco iluminado. Por favor les ruego que si llevan teléfonos, cámaras…no los
utilicen en el interior……Adelante y suerte.-
Y otra
vez subimos esa escalera y golpeamos tres veces la puerta.
Lo que
ocurrió después, fue increíble:
Recorrimos
en grupo toda la casa mientras los monstruos se cebaban con todos nosotros
intentando darnos alcance ésta vez literalmente ( recuerdo que en éste pase
especial sí nos podían tocar).
Ya
fuera, hubo tiempo para una ronda de preguntas sobre el Viejo Caserón y el
nuevo proyecto que está preparando su equipo.
Del Caserón salieron a la luz curiosidades
tales como que el edificio mide más de 660 metros cuadrados y en él hay un
total de catorce puertas secretas a las que sólo tienen acceso los actores para
poder pillar desprevenidos a los grupos.
En
cuanto al nuevo proyecto, me quedo con que VAMOS A FLIPAR y NOS VA A ENCANTAR,
cosa que en absoluto pongo en duda. Nos contaron algo más que por precaución,
prefiero callarme.
Y
después de resolver dudas tocaba la experiencia caseronera como nunca la
habíamos vivido: solo con la luz, efectos y música ambiente.
Simplemente
genial: recorriendo las salas con la única iluminación de ambiente del pasaje,
casi en total oscuridad, fijándonos en detalles en los que en otras ocasiones
no nos fijamos e inmortalizándolos con nuestras cámaras; sintiéndonos moradores
por unos minutos haciéndonos fotos en algunos cuadros.
Tengo que expresar mi agradecimiento al Parque y al personal del Viejo Caserón (responsable y actores) por permitirnos vivir ésta experiencia tan única y especial.
Ya fuera, comentamos la experiencia e hicimos algunas preguntas y dimos el evento por concluido.
No pude evitar marcharme con un halo de tristeza en mis ojos, como tampoco pude evitar mirar atrás pensando que era la última vez que vería el Viejo Caserón tal como lo conocía….
Y por despedirnos, nos pudimos despedir hasta del anuncio del espectáculo que hay en "La Máquina" y con el que nunca me hice foto.
¡Muchísimas
gracias! Esperamos ansiosos el nuevo proyecto que seguramente no defraudará.