Mi lista de blogs

viernes, 11 de julio de 2014

Visita especial al Viejo Caserón

Ayer, 10 de julio de 2014 1os nervios volaban en mi estómago. Arriba y abajo, abajo y arriba mientras apretaba la mano de Álvaro con fuerza mientras íbamos de camino al Parque en el coche de mi padre.
Quienes íban conmigo adivinaban que cada resoplido que salía de mi boca era de puro nervio ante lo que estábamos a punto de vivir, y eso que tan solo eran las siete menos diez,, sin embargo, sentía que el coche iba demasiado lento…

Al final, llegamos hasta Batán y tras aparcar, nos despedimos de nuestro “chófer” y enfilamos hacia el Parque, yendo primero a la tienda de NickelodeonLand para que mi querido Tar se comprara su tan ansiada camiseta de las Tortugas Ninja y una vez cumplida la misión, pusimos rumbo al Viejo Caserón.
Nos encontramos con Cris, la community manager del Parque, que nos saludó amablemente y nos indicó que esperáramos en la verja del Caserón. Así lo hicimos, encontrándonos con varias caras conocidas: Antonio, twittero y los Just4Rides también estaban allí.

Mientras esperábamos, los nervios aumentaron, y varios moradores (un loco, una loca y la enfermera) decidieron salir a hacer una visita a los visitantes de excepción que nos habíamos congregado (blogueros, poseedores del Bono Terror y sus acompañantes).

Hubo un momento en que el misterioso Enterrador se acercó a la verja y estuvo hablando con todos nosotros y hasta hubo tiempo para gastar alguna bromilla.

Por fin, nos dijeron en qué consistiría la visita: nos adentraríamos como siempre en el interior del Viejo Caserón, pero con una excepción: ésta vez podrían tocarnos; Luego, entraríamos de nuevo en la casa, pero no habría actores: la recorreríamos con la luz y sonidos ambiente.

Prestos, Al y yo nos encaminamos al laberinto de colas, situándonos los primeros.
Los ojos del Enterrador, ya tan familiares, se clavaron en nosotros como era costumbre mientras  el hombre abría la verja y dejaba pasar a nuestro grupo.

De nuevo, ese discurso:
-Van a caminar ahora por un laberinto poco iluminado. Por favor les  ruego que si llevan teléfonos, cámaras…no los utilicen en el interior……Adelante y suerte.-
Y otra vez subimos esa escalera y golpeamos tres veces la puerta.
Lo que ocurrió después, fue increíble:

Recorrimos en grupo toda la casa mientras los monstruos se cebaban con todos nosotros intentando darnos alcance ésta vez literalmente ( recuerdo que en éste pase especial sí nos podían tocar).
Ya fuera, hubo tiempo para una ronda de preguntas sobre el Viejo Caserón y el nuevo proyecto que está preparando su equipo.

 Del Caserón salieron a la luz curiosidades tales como que el edificio mide más de 660 metros cuadrados y en él hay un total de catorce puertas secretas a las que sólo tienen acceso los actores para poder pillar desprevenidos a los grupos.

En cuanto al nuevo proyecto, me quedo con que VAMOS A FLIPAR y NOS VA A ENCANTAR, cosa que en absoluto pongo en duda. Nos contaron algo más que por precaución, prefiero callarme.
Y después de resolver dudas tocaba la experiencia caseronera como nunca la habíamos vivido: solo con la luz, efectos y música ambiente.

Simplemente genial: recorriendo las salas con la única iluminación de ambiente del pasaje, casi en total oscuridad, fijándonos en detalles en los que en otras ocasiones no nos fijamos e inmortalizándolos con nuestras cámaras; sintiéndonos moradores por unos minutos haciéndonos fotos en algunos cuadros.





















Tengo que expresar mi agradecimiento al Parque y al personal del Viejo Caserón (responsable y actores) por permitirnos vivir ésta experiencia tan única y especial.

Ya fuera, comentamos la experiencia e hicimos algunas preguntas y dimos el evento por concluido.
No pude evitar marcharme con un halo de tristeza en mis ojos, como tampoco pude evitar mirar atrás pensando que era la última vez que vería el Viejo Caserón tal como lo conocía….

Y por despedirnos, nos pudimos despedir hasta del anuncio del espectáculo que hay en "La Máquina" y con el que nunca me hice foto.





¡Muchísimas gracias! Esperamos ansiosos el nuevo proyecto que seguramente no defraudará.



domingo, 6 de julio de 2014

Verano Mortal. Parte I: La Leyenda

Diez días quedan para irme a la playa y aquí os dejo las consecuencias. Primera de las dos partes de un relato de miedito con ambientación veraniega.

Espero que os guste! :)

Era la última noche antes de regresar a la ciudad. La última noche de verano antes de regresar a la rutina, y los cuatro adolescentes se juraron vivirla como si fuera la última de sus vidas, y como tenía que ser: en la playa, alrededor de una hoguera contando historias de miedo regadas con alcohol. Mucho alcohol.

Tal vez por eso los que sobrevivieron aún no acaban de creerse del todo que lo que pasó no fue una simple consecuencia de la borrachera que llevaban encima.

Sin embargo uno de ellos jura que lo vio todo. Y que ni mucho menos influyeron la cerveza, el ron o la ginebra.

Todo comenzó como una noche playera cualquiera: el grupo de dos chicos y dos chicas alrededor de una hoguera, bebiendo y contando historias de miedo.

-Jo, vaya historia, si apenas da cague, tío.-Dijo uno de los chicos cuando Manu acabó su relato.

Mar, una de las integrantes de la pandilla y quien les había invitado a ir a su piso en la costa, se puso seria, miró al grupo y dijo:

-Nunca os he contado la leyenda que hay en éste lugar, ¿verdad?-

-Nunca, cariño. Ni siquiera a mí.- Dijo Dan, el novio de Mar, casi extrañado y sorprendido, besándola la cabeza y dando un trago a la litrona de cerveza.

La chica suspiró y miró a su alrededor, algo temerosa, como si tuviera miedo de contar aquella historia o como si alguien que se lo hubiera prohibido pudiera estar escuchándolo en aquel momento.

La realidad era que a Mar la asustaba tanto esa leyenda que se la creía a pies juntillas. Eso y más pruebas palpables que no se atrevía a narrar no fuera que la tomaran por loca.

La muchacha cogió la botella de birra de manos de su novio y dio un largo trago antes de comenzar la historia:

-Veréis...Bueno, vosotros sabéis que yo vengo aquí todos los veranos desde que era pequeña, ¿No?-

Alicia, la otra chica del grupo, saltó:

-Sí, lo sabemos, ¿Pero tiene eso algún tipo de relevancia con lo que vas a contar?- Dijo medio borracha y casi al borde de la risa tonta.

Mar clavó sus ojos en ella con expresión seria en su rostro, y con voz igual de severa dijo:

-Conozco ésta leyenda casi desde la primera vez que llegué aquí.-

-¿O sea...?-Interrumpió Dan queriendo llegar a algún tipo de conclusión.

-O sea, que llevo sabiendo ésto como unos....diez años más o menos. Desde los doce que vine por primera vez, lo cual significa que llevo diez años cagándome por las patas cuando bajo a la playa, ya sea de día o de noche por culpa de quien se le ocurrió contármela.- Dijo angustiada.

-¡Pero cuéntala ya!-Dijo Manu en cierto modo nervioso.

-Déjala, que está creando ambiente para que nos muramos de miedo antes. Seguro que esa leyenda no vale un duro.-

Mar miró a su novio y sin cambiar la expresión de su rostro, dijo:

-Te aseguro que cuando acabe la historia no dirás eso.-

La chica suspiró y comenzó a contar la historia.

-Veréis, por lo que me contaron, hace como cincuenta años en esta playa se celebraban competiciones de pesca. Del puerto partían barcos que llegaban hasta las aguas más profundas de ésta playa cuyos ocupantes se batían por pescar el pez más grande.- Comenzó.

Todos miraron a lo lejos las luces del puerto de Campoamor, unos kilómetros más allá, y siguieron con la mirada el rumbo del agua que llevaba hasta la playa frente a ellos.

-Las normas para la competición eran claras: cada pescador debía capturar los peces desde la barca. Pesca simple de toda la vida, vamos.-Continuó mientras veía como sus tres amigos continuaban bebiendo siguiendo su relato con atención.-...Sin embargo, un jugador decidió jugar sucio y lo acabó pagando bastante caro.-

-¿Cuanto le costaron las trampas al pollo espabilado?- Preguntó Dan con la voz trabada por la bebida y entre risas.

-La vida.-Dijo Mar sin perder la seriedad en su rostro. Todos callaron e instintivamente miraron a la negrura del agua marina. A lo lejos se veían luces y de vez en cuando titilaban los focos de algún faro, pero salvo eso y la hoguera, a su frente todo era oscuro como la noche que se cernía sobre ellos.

La quietud y oscuridad del agua del mar en la negrura de la noche consiguió arrancar algún escalofrío a la mayor parte del grupo mientras Mar temblaba y continuaba con la historia:

-A pesar de que las normas prohibían terminantemente que salieran barcos inscritos en la competición a pescar a deshora para evitar que jugaran con ventaja, uno de ellos rompió la regla y salió una madrugada y aunque puso las medidas pertinentes para evitar que cualquiera se diese cuenta, navegando casi a ciegas, alguien lo pescó, nunca mejor dicho.-

-¿Como?- Preguntó Ali.- ¿Qué pasa?¿Que había otro que hacía trampas y se encontraron una noche?- Se carcajeó.

-No.- Contestó Mar.- El tramposo no se dio cuenta de que resultaría demasiado obvio que había pescado la noche anterior y él solo se acabó delatando en cuanto sus compañeros preguntaron por el culpable. Uno de ellos, en un arranque de rabia, una noche, acudió a su casa y sin más ni más, lo mató.-Continuó la chica mientras el silencio que vino después se hacía casi palpable.

Al cabo de unos segundos, Mar continuó su historia:

-No conforme con matarle, y aun hoy por lo visto no se sabe a ciencia cierta si por venganza o por puro instinto asesino, el criminal le amputó brazos, piernas, le decapitó y lanzó sus restos al mar para luego coger su barco, navegar hasta lo más profundo y arrojarse al agua.-

Cuando sonó la última palabra, solo había silencio y miradas a la inmensidad del océano, hasta que Mar concluyó por fin, con el terrible final de la leyenda.

-Se dice que ésta playa está maldita y que cierto día, a finales de verano hay una muerte...Alguien muere aquí en terribles circunstancias. Y se dice que es el fantasma de aquel hombre que hizo trampa y acabó brutalmente asesinado...Eso es lo que dicen....- Acabó Mar dando un trago a la botella de ron que ahora sustituía a la de cerveza.

-Pues vaya historieta, Mar...-Dijo Manu.- Mucho mejor que la mía cien veces, sin duda, ¿Eh?-Se rió.

-La verdad es que creo que nos has acojonado a todos un poquito...-Dijo Dan pasando su brazo por los hombros de la chica y cogiendo la botella de sus manos.

-¡Bah, pero seguro que eso no es más que un cuento! ¿Verdad, Mar?-Dijo Ali.

Lejos de contestar, Mar contempló el océano oscuro y tranquilo que se abría unos pocos pasos frente a ellos, preguntándose si debía contar a sus amigos todo lo que sabía y había visto.

No me creerían” Pensó arrebujándose en el regazo de Dan.

Y como si con ese suspiro pudiera apartar todo pensamiento relacionado con esa siniestra leyenda, suspiró y lo dejó estar.

Y sí, puede que Mar quisiera dejar el tema, pero había alguien no muy lejos de ellos que no quería hacerlo...

Llevaba tanto tiempo sin jugar con alguien...Un año, para ser exactos. Y ahora no sólo tenía a uno sino que tenía a cuatro juguetitos para divertirse. Claro que para atraer su atención debía hacer ruido, mucho ruido.

Algo se removió en el océano y los remolinos que surgieron de su interior se reflejaron en forma de olas en la superficie que no tardaron en atraer la atención del grupito de la hoguera.

-¡Hey, chicos! ¡Parece que el mar se cabrea! ¿Nos damos el último baño del verano?-Sugirió Manu.


Poco imaginaban todos que para algunos de ellos sí sería su último baño....