Una visión futurista de los vampiros, que, con ayuda de la ciencia, consiguen inmunidad ante la luz del sol.Espero que os guste la primera parte de "Vampiros en vela" :)
Nueva York. Año 2050. Vampiros y humanos conviven en la ciudad de
día y de noche gracias al suero creado por un científico que da a
los chupasangre inmunidad durante el día...
La creación de aquel suero le había costado más de lo que hubiera
imaginado jamás, pero no tenía elección. Ellos le habían
obligado, y no precisamente solo con buenas palabras.
“Sería una pena que el científico más famoso de Nueva York
apareciera muerto una noche de éstas....” Le habían dicho dos de
ellos enseñándole los colmillos. Él había resoplado y se había
limitado a preguntar:
-¿Para cuándo lo queréis?-
-Lo antes posible.- Había sentenciado uno de ellos serio.
Él se había limitado a asentir y a perderse en su laboratorio
mientras las criaturas saltaban por la ventana y se marchaban,
saltando de edificio en edificio, como en una pelicula.
Pero para desgracia del doctor Richwood, eso no era una película ni
mucho menos.
-¡Volveremos a vernos Brad!-Oyó gritar a uno de ellos, casi ya
desde la lejanía.
Hacía cosa de medio año que los había conocido. Él sabía de su
existencia desde casi siempre, porque en Nueva York en esa época los
vampiros no eran ningún secreto y él particularmente siempre se
había sentido atraído por ellos ; ellos habían estado husmeando en
su vida cientifica desde que empezó a ser hombre de ciencia, pero se
mantuvieron en la sombra hasta el momento en el que se presentaron
ante él.
Hasta entonces, Brad Richwood llevaba una vida normal en una ciudad
todo lo normal que una ciudad en la que convivían humanos y
vampiros, conscientes de su existencia los unos de los otros, podía
ser.
Y es que de un tiempo a ésta parte, el mundo había cambiado
muchísimo.
Ahora los vampiros habían decidido mostrarse ante el mundo,
convirtiendo todas las noches los barrios neoyorkinos (sobre todo
los más bajos, en los que la comida estaba asegurada debido a que la
gente no tenía donde esconderse) en su coto de caza particular.
Al principio, y sobre todo los neófitos y las novatas (más bien por
afán de divertirse que por otra cosa) disimulaban sus asesinatos
cometiendo violaciones antes de hincar el diente a sus víctimas,
pero de nada servía tanto disimulo: muchos de ellos, acuciados por
el hambre, se limitaban a beber sangre sin más.
Y pasado un tiempo al no tener nada que perder (dados sus poderes
sobrenaturales podrían imponerse a la policía que investigaba las
muertes causadas por los chupasangre), decidieron erigirse como los
señores de la noche neoyorkina y revelar su existencia.
Así, por mucho que la policía siguiera sus pasos jamás conseguía
dar con ellos, porque nunca frecuentaban los mismos lugares de caza,
y hasta ese momento no habían encontrado su guarida, situada en una
vieja y desvalijada supuesta iglesia abandonada a la que la policía
jamás acudiría dado el mito de que los vampiros no pisaban los
templos.
Podemos decir entonces que la ciudad de Nueva York convivía con los
chupasangre, que noche tras noche se cobraban las vidas de los
habitantes de los peores barrios de Nueva York, o las de aquellos que
no tenían donde esconderse.
Hasta que Kyrrel, el lider de los vampiros de NY decidió ir más
allá. Mucho más allá....
-¡Hermanos!¿No estáis hartos de escondeos cada vez que
amanece?-Tronó la voz de Kyrrel en la vieja iglesia.- ¿No os
gustaría poder moveros con libertad a la luz del día y poder cazar
a cualquier hora?- Todos los vampiros gritaron al unísono mientras
la voz de Kyrrel tronaba:
-¡Ya es hora de que demostremos nuestro poder, de que los humanos
sepan cuál es nuestro lugar aquí. ¡De demostrar que no sólo somos
los amos de la noche!¡Seámoslo también del día!-
Todos gritaron vitoreándole mientras él esbozaba una sonrisa,
porque sabía perfectamente a quién acudir para llevar a cabo su
plan....
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