-Veinticinco de diciembre, fun, fun ,fun...- Canturreó Mar mientras se ponía el vestido que luciría esa noche: un modelo negro con mangas largas de velo y decorado con brillantes lentejuelas con un fular a juego para no pasar frío.
Miguel, su chico, se rió mientras se acercaba a ella para subirla la cremallera del vestido en su espalda.
-Joder....-Dijo al mirarla cuando se dio la vuelta.- Estás para que te hagan un monumento... ¡Vaya pivón!- Añadió atrayéndola hacia él para darle un morreo.
-Tú tampoco estás mal....-Dijo ella sonriendo y mirándole: camisa negra por fuera, pantalones vaqueros negros y zapatos oscuros.
Su chico no era mucho de vestir, pero a su manera estaba elegante. Además, a ella no le iban para nada los "pingüinos" con esmoquin.
Mar le sonrió.
-Y aquí llevo lo más importante....-Dijo agarrándose el muslo con picardía y subiéndose un poco el vestido.
Él se mordió el labio.
-Ya sabes que a mí me gusta más hacerlo con mis propias manos...-La dijo.
-Allá tú. Yo soy más de usar juguetes...-Dijo guiñándole un ojo.
-Pues yo no. No me gusta ponerme perdido.-
-En fin...- Dijo ella- Para gustos los colores.-Cogió su bolso y comió la boca a Miguel con un ardiente morreo antes de decirle:
-Venga, vámonos, que esos pardillos nos estarán esperando. ¡Vaya Nochebuena que vamos a pasar!- Rió.
Miguel se puso serio, miró y la dijo:
-Odio la Navidad.-
Ella se puso su abrigo de cuero, cogió el bolso y le dijo:
-Lo sé, cariño, yo también. Pero ésta noche nos resarciremos, ya lo verás....-
Y como cada año por esas fechas, salieron de casa con una terrible sed de sangre ardiendo en sus bocas...
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