CAPITULO
19: TRES MUERTOS Y UN CASTIGO PENDIENTE
-¡Blood!¡Blood!-
Me eché a su lado y la llamé a voz en grito, pero parecía que no
se podía hacer nada: se consumía entre pequeños espasmos, y un
pequeño chorro de sangre le salió de la boca. Se convulsionaba y
retorcía cada vez menos ante el dolor de las heridas que de repente
habían brotado en su cuerpo.
Mis
gritos fueron interrumpidos por los chillidos y risotadas histéricas
de Segismundo.
-¡Vamos
a ver cómo es por dentro, Cris!¡Doctor, trae el bisturí, que vamos
a ver como es Blood por dentro!-
-¡Calla,
Segismundo!-Oí que le gritaba Espiral bastante alterado mirando para
todos los lados.
-¡Blood,
joder, Blood!¡No!-Lloré yo zarándeandola.
Pero
fue inútil: Tras expulsar una última bocanada de sangre, murió.
Alguien
la había matado (aún no sabíamos si el Emperador o Tar) con la
intención de darnos una lección. Obviamente, fuera quien fuera, ya
se había enterado y me apostaba lo que fuera a que había sido el
Emperador..
No
tardaron en invadir mis oídos los gritos del resto de mis hermanos,
que se lamentaban desde algún punto del Parque.
-Cris.-
Me dijo Espiral.- Corre, ve a ver qué pasa. Llévate a Segis
contigo, está muy alterado.-
Me
levanté aún llorando y cogí a Segis de la manga de la camisa.
El
loco sonreía y mantenía su vista fija en la sangre que bañaba el
cuerpo sin vida de Blood.
-Vamos,
Segis. Tenemos que buscar a los demás.- Le dije tirandole de la
manga y arrastrándole conmigo avenida arriba.
Y
justo vimos juntarse al resto de moradores en un solo grupo. Cuando
nos vieron se acercaron a nosotros.
-¡Espiral!-Llamé.-¡Están
aquí!-
Le
vi coger el cadáver de Blood en brazos mientras venía hacia
nosotros y luego posé mi vista en el resto, que también venia hacia
donde estábamos.
No
pude contener el grito al ver lo que vi:
Antonio
y Álex, con Regan a un lado, sostenían el cadáver de Moi mientras
venían hacia nosotros, y en el otro grupo, entre Adri y Dani
llevaban a un inerte Ymir flanqueados por Sara, Iri y Jason , que no
podían dejar de llorar sin consuelo.
-¡Los
ha matado!¡Los han matado!- Lloraban.
Adri,
Dani, Antonio, Álex y Espiral dejaron los cadáveres en el suelo
mientras pensábamos qué hacer.
-¿Pues
qué vamos a hacer.?..Volver, a ver ¿Qué vamos a hacer si no?-Dijo
Dani.
-¡No,
no quiero volver!-Bramó Sara muerta de miedo.-¡No quiero que me
castiguen!-
En
ese momento notamos que algo nos elevaba en el aire hasta hacernos
caer en el mismísimo cementerio del Caserón, donde el Enterrador
seguía con su tarea habitual.
Pero
había algo raro, porque veía al Enterrador desde una posición más
baja de lo habitual, como si él estuviera a más altura que yo.
Como...
-¿Os
gustan vuestras nuevas camitas, criaturas?- Tronó la voz del
Emperador.
Negué
con la cabeza y pegué un salto saliendo de la fosa en la que me
encontraba mientras escuchaba los gritos de mis hermanos en los
agujeros de al lado.
-¡No
por favor, mi señor, no!- Chillaban.
El
Emperador rió.
-A
lo mejor es lo que os merecéis...Tal vez deba enterraros vivos por
haberme desobedecido...-
-¡No,
no!¡Por favor!- Gritamos todos.
El
Emperador rió con malicia y dijo con sorna:
-Claro
que no os enterraré, para vosotros eso sería como....dar un paseo
por el Parque, ¿verdad? Casi os divertiríais....Incluso podríais
poneros a hablar con vuestro vecino de tumba si me apuráis.-Rió.-No
os enterraré, no, pero me las ingeniaré bastante bien para que o vosotros o quien haya sido me diga quién ha sido el artífice de
todo esto...-
Tragué
saliva.
-¿Algún
problema, Cris?- Me miró.
-N....no,
mi señor.- Dije con un hilo de voz.
-Sácalos
de ahí y enterrad a los tres muertos. Cuando hayáis acabado, que
vengan a la biblioteca.- Le dijo al Enterrador mientras abandonaba el
cementerio...
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