CAPITULO 29:RÉCORD DE ARREPENTIDOS
Grito de rabia cerrando los ojos,
oprimiendo los puños y retorciéndome para intentar soltarme, pero
es en vano.
Vuelvo a gritar y en ese momento noto
cómo los grilletes que me sujetan se sueltan, haciéndome caer de la
mesa con estrépito.
-¿No querías que te soltáramos?-Dice
divertido Tar.- Pues ya eres libre. Oh, ¿Qué te pasa?¿Te duele?-
Hace un puchero y ríe mientras observa cómo me arrastro como puedo
por el suelo, intentando llegar hasta Selman, que no ha dejado de
recibir cuchilladas y golpes de Jason, Ymir y Regan.
Oigo sus gritos desesperados, y cada
intento de llegar hasta él arrastrándome es un suplicio, frenada
por el dolor de mis heridas y los comentarios de Tar:
-Cris, ha sido todo culpa tuya. Si te
hubieras rendido antes, ahora Sel no estaría así y todos seríamos
felices haciendo sufrir a los visitantes...-Suelta una risita.- Pero
elegiste el camino equivocado, y he aquí las
consecuencias...-Suspira mientras contempla cómo arrastrarme hasta
Sel me cuesta la vida, y sigue riéndose.
-Y él...-Dice señalando a Selman.- Si
tú no te hubieras salido del redil, ovejita negra, el Emperador no
le habría manipulado para volverse contra ti, yo no le habría
tenido que torturar y ahora él no estaría así...Y ambos podríais
estar viviendo vuestro vínculo vampírico y sembrando el terror por
aquí- Dice. Y suspira.
-Pero los arrepentimientos se los
dejamos a los visitantes, ¿Eh? Ya no vale echarse atrás...Lo hecho,
hecho está.-Dice riendo mientras yo sigo reptando como puedo.
-Nadie ha dicho que me vaya a
arrepentir.-Digo entre dientes.
-Pero lo piensas.- Contraataca.
Y no miente, pues mi mente lleva un
rato barajando la posibilidad de echarme atrás al ver el terrible
estado en el que se encuentra Selman.
Vuelvo a mirarle: apenas distingo su
sangre oscura de su cuerpo carbonizado. Todo él es una masa del
color del tizón. Vuelvo a mirar al suelo e intento concentrarme en
seguir arrastrándome, poco a poco, para llegar junto a Sel.
Miro a mi alrededor y me percato de que
todos los moradores se han ido. Sólo permanecen en la sala los
torturadores del vampiro: Jason, Ymir y Regan, además del
inquisidor, que se divierte observando mis esfuerzos por avanzar.
-Admiro tu tenacidad, Cris.-Me
dice.-Estás hecha polvo y aún así sigues adelante.-
Alzo el rostro y le miro.
- Déjame ayudarte, anda. Sólo un
pequeño empujón.- Dice sonriendo y pegándome una patada en el
costado con la que consigue impulsarme un poco más hacia delante.
Grito de dolor y me aferro al suelo.
Oigo el estruendo al abrirse la puerta,
por la que entran los moradores que faltan en la sala y tres
personas a las que no conozco. Supongo que son visitantes. Todos se
quedan mirando la sala embobados.
-¡Vaya! ¿Qué tenemos aquí?...tres
cobardes...-Dice Tar apartándose de mi y yendo hacia los
visitantes.- Parece que hoy hemos batido el record de
arrepentidos.-Ríe.-Sin contar con Cris, claro. Entonces ya serían
cuatro.-Vuelve a reir.
-Llegáis justo a tiempo.-Le escucho
decir a los visitantes. Y luego me señala- Gracias a ésta, el
vampiro del Caserón se halla sufriendo lo insufrible.-Dice como si
sintiera algún tipo de pena por Selman.
-No le...escuchéis.-Intento replicar
yo.-Fue culpa suya...-
-La pobre desvaría...-Dice Tar.- ¡Ella
es la culpable de todo!- Brama.
-¡No!-Lloro yo.-¡Eso es mentira!-
Digo mirando a los visitantes.- ¡Ayudadme, por favor!
Pero nadie hace caso. Observan cómo
los seis “actores” desempeñamos magnificamente el papel que nos
corresponde, mientras que los moradores que quedan se sitúan tras
los visitantes y les intimidan rozándoles con sus armas, si hacerles
daño aún.
Tar ríe y vuelve a dirigirse a los
visitantes.
-Pobres de vosotros que os habéis
arrepentido....No sabéis lo que habéis hecho...¡Ya no saldréis
vivos de aquí!-Ríe histérico mientras corre hacia ellos, que
intentan escapar, pero no lo consiguen, porque los moradores les
frenan y consiguen rodearles.
-¡Pero no os vayáis, hombre!-Dice
Blood.- Queremos jugar con vosotros...-Ríe mostrando su cuchillo.
Veo que un visitante se acerca a ella
para que interactúe con él. Sin pronunciar palabra, Blood le clava
el cuchillo y el chico cae al suelo. Muy cerca de mí. Un reguero de
sangre llega hasta donde estoy y hago una mueca de asco, luego miro
al visitante y veo que el cuchillo de Blood está clavado en su
corazón.
El Enterrador se acerca a el y estira
el metro alrededor del cuerpo del visitante.
-1,90.- Dice serio.- Sí. Tengo una
tumba de roble perfecta para tí.-Dice cogiéndole en brazos y
dirigiéndose a la puerta de la sala.
-¡Le ha matado!-Oigo que grita
histérica una visitante.
El inquisidor asiente tranquilo.
-Así es...Y algo me dice que como Cris
no tome una decisión pronto, va a haber mucha más sangre...Alguna
más oscura que otra...-Dice con una risita mirando a Selman y
viniendo hacia mi para agacharse a mi lado.
-¿Te parece, Cris, que dejemos
descansar al vampirito y nos ocupemos de nuestros queridos visitantes
primero?-Dice riendo.
Niego con la cabeza tanto como el dolor
me permite.
-A partir de ahora, tú y sólo tú
serás responsable de las vidas que aquí se pierdan...-Dice.-A menos
que tomes una decisión adecuada, claro.-Dice.
La rabia me impulsa a gritar, pero poco
más puedo hacer....
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