Pues eso, que me presento a un concurso de micro-relatos (máximo 800 caracteres), con algo que se me acaba de ocurrir, ambientado, cómo no, en mi queridísimo Viejo Caserón del PAM, a ver que os parece.
El Parque de Atracciones había
cerrado. Nadie pareció percatarse de que aún había un visitante en
el recinto, cuya oscuridad tenía un siniestro morbo que me
inquietaba y atraía a la vez.
Y el Viejo Caserón...
Tenía miedo. Nunca lo había visto de
noche, y menos tan vacío: No había colas, y el actor que
interpretaba al Enterrador no estaba para recibirme en la puerta. Sin
embargo, la iluminación exterior aún estaba encendida. Temblé de
frío.
Miraba la ventana de la parte trasera
de la casa sintiendo que me acechaban. La tenue luz que la iluminaba
me hacía presentir que así era.
Una risita aguda y demente me hizo
retornar a la parte delantera del Caserón. La necesidad de ver de
dónde provenían las carcajadas me hizo subir las escaleras y
golpear tres veces la aldaba de la puerta de la casa...
Me recuerda ligeramente al libro Atrapados en el Parque de Atracciones.
ResponderEliminarVaya, ¿En serio? Pues te aseguro que no me lo he leído :)
Eliminar