CAPITULO 28: ANGUSTIA
Alzo la cabeza cuanto puedo y veo que
Selman sigue tirado en el suelo, casi carbonizado.
-¡Vamos, Sel!-¡Levántate!-Lloro.
Una fría voz corta mi
llanto.
-¿Has terminado, inquisidor?-Pregunta
el Emperador, que ha entrado en la sala y mira a Sel y a Tar.
-He terminado, mi señor.-Responde el
inquisidor.
-Que ese despojo se presente ante
mí.-Ordena el Emperador con desprecio.
Dicho ésto, Tar se reverencia ante él
y coge a Selman del cuello, arrojándolo a los pies de su señor y
retirándose un poco, esperando instrucciones.
Con un gesto de su mano, el Emperador
hace que Sel flote en el aire hasta quedar a la altura de su cara.
-Selman, te aseguro que has cometido el
error más grave que podías cometer en toda tu vida.- Le dice al
vampiro, que emite un gemido, incapaz de hablar.
No puedo evitar sorprenderme, pues aún
sigue con vida. Una sonrisa asoma a mis labios. Aún hay esperanza.
Selman intenta hablar, pero su boca y
garganta, completamente abrasadas no se lo permiten.
El Emperador alza un dedo y toca con él
la garganta del vampiro, que empieza a hablar con voz ronca y
cascada.
-Mi...mi señor...-Comienza a decir.
Percibo el dolor en su voz.- Me dijis...me dijisteis que pod...que
podía matarle...acab..acabar ...con él.-
El Emperador asiente.
-Así es. Te dije que podías matarle,
y que serias debidamente recompensado si lo lograbas, como también
te advertí que sufrirías las consecuencias si eras derrotado...Y
has sido derrotado. Has fracasado y ahora debes pagar por
ello.-Sentencia.- Consuélate pensando que el castigo que te tengo
preparado no sólo te escarmentará a ti, sino que le hará aprender
la lección a cierta personita también.-
Me estremezco porque sé que se refiere
a mi.
Sel cae al suelo, libre de la magia del
Emperador, que ahora alza su voz, que sin que él despegue los
labios, retumba potente en todo el Caserón:
-Moradores. Acudid a la bóveda de
Helios. Vuestro señor os reclama.-
Casi al instante los veo aparecer a
todos y desperdigarse en grupitos a un lado de la sala.
Blood, junto a Segismundo y el doctor
Espiral, que trata de contener la excitación de sus dos pacientes
ante el dantesco panorama; Ymir junto a Jason y Regan; Dani, Irina,
Adri y Sara, juntos observándolo todo; Los Movie Maniacs han vuelto
de su pasaje y también permanecen los tres juntos. Y por último, el
Enterrador, solo, con la pala en una mano y el metro en otra, algo
más alejado que estudia a los dos posibles cadáveres, supongo que
pensando si serán una o dos tumbas las que habrá de preparar dado
el terrible estado de Selman y el mío.
Espiral consigue calmar a sus dos
pacientes y el Emperador mira uno por uno a todos los moradores, casi
como si les estuviera leyendo la mente. En los ojos de los moradores
veo respeto y terror. Después, el Emperador hace un gesto a Tar para
que se ponga en el centro de la sala y comience a hablar.
-Moradores.- Empieza a decir.- Oid mi
voz, pues de ella se vale nuestro señor para expresarnos su
voluntad. Selman, a quién veis a los pies de nuestro señor, ha sido
fracasado en su intento de intentar matarme, y por ello...¡Ha
fallado al Emperador!-
Los moradores gritan furiosos, pero Tar
alza sus manos y todos callan.
-Por ello el Emperador ha decidido que
Selman sea castigado. Y nosotros, sus siervos, llevaremos a cabo su
voluntad cuando él nos la revele.-
Veo cómo todos los moradores miran al
Emperador esperando instrucciones. Miro a Sel. No se mueve, ni
siquiera intenta articular palabra. Y temo que ya haya acabado de
morir...
-Mi voluntad es que éste despojo sea
sometido a tortura. También es mi voluntad que Cris....- Me da un
vuelco el estómago cuando dice mi nombre.-...presencie el terrible
tormento al que será sometido.-Fija su vista en mi, pero sigue
hablando a los moradores.
-Mucho tiempo ha resistido la llamada
de la oscuridad durante su castigo, pero finalmente se está
desmoronando. Veremos cuánto aguanta al contemplar cómo aquel con
el que antaño ompartió un fuerte vínculo es torturado. Quizá así
se muestre más razonable.- Sonríe sin dejar de mirarme.
-¡No!-Chillo desesperada negando con
la cabeza. Pero no por mi. Por Selman.
A mi chillido se le suman los vítores
de los moradores ante la decisión del Emperador, que levanta su mano
y todo queda en silencio.
-Inquisidor. Lo has hecho muy bien.
Ahora encárgate de que el condenado sufra.- Ordena.
-Como deseéis, mi señor.- Dice Tar,
inclinándose ante el Emperador. Y luego hace un gesto a Ymir y a
Jason para que se acerquen a levantar a Sel.
-Atadle a la pared.-Dice el Emperador.
Mientras que los dos moradores obedecen
y suspenden a Sel de la pared, el Emperador se acerca a mi y me dice
con una risita:
-Menuda la que has armado,
Cristinita...Y todo por ser tan terca...-
-Y tú eres un monstruo.-Replico yo.-No
te importa sacrificar a los que te sirven para salirte con la tuya.
-El vampiro estaba advertido. Sabía
que habría consecuencias si fallaba.-Dice el Emperador encogiéndose
de hombros.- Si hubiera sido más fuerte él sería mi nueva mano
derecha y Tar ahora estaría muerto. Culpa suya.-
Caigo en la cuenta.
-Todo estaba planeado,
¿Verdad?-Pregunto.
-Por supuesto.-Me contesta el
Emperador.- Todo me ha salido a pedir de boca.- Ríe. Y me comienza a
explicar.
-Verás, desde hace algún tiempo sabía
del deseo de venganza de Selman hacia Tar, así como sabía que tú
aún sentías cierta afinidad con el vampirito debido al vínculo que
os unió en el pasado. Yo me preguntaba: “¿Cómo puedo
aprovecharme de ésto para martirizar a Cris?” Y llegué a la
conclusión.- Para y luego retoma su relato.
-Bastaba con alentar el deseo de
venganza del vampiro y prometerle que ocuparía el puesto de Tar si
lograba matarle. Por supuesto, le advertí de las consecuencias de no
conseguirlo. Y justo como pensé, Selman no dudó en aceptar mi
oferta. Su deseo de venganza le cegaba completamente.-
Aparto mi mirada de la del Emperador,
que no deja de mirarme mientras me sigue contando.
Mis ojos se topan con Selman atado a la
pared y vuelvo mi vista al Emperador, incapaz de soportar la visión.
-Así está mejor.-Me dice.- Como te
iba diciendo, una vez puesto en marcha el plan sólo tenia que
informar al inquisidor de mis intenciones y ordenarle que no matara a
Selman durante el combate. De no habérselo ordenado el vampirito
ahora estaría muerto. A Tar no le gusta dejar las cosas a medias,
como ya sabrás-Ríe.
-¿Y la parafernalia de la pelea? ¿Por
qué?¿Por qué sencillamente no ordenaste que torturaran a Selman
sin más?.-Pregunto enrabietada, escupiendo sangre a la cara del
Emperador.
-Muy sencillo.- Dice él limpiándose y
llevándose los dedos a la boca, lamiendolos.- Esa pelea era para que
sufrieras la angustia de ver cómo la vida de Selman pendía de un
hilo. Quería que sufrieras, y por eso ordené a Tar que provocara al
vampiro delante de tí. Por eso Tar te trajo a la bóveda y ordenó
al vampiro que te alimentara. Y tengo que darte las gracias porque tú
también provocaras al vampirito como lo hiciste.-Dice con guasa
sonriendo.
-Por supuesto.-Continúa.- Le di
permiso a Tar para que fuera todo lo cruel que quisiera a condición
de que no le matara.
Un grito desgarrador detiene mi
réplica.
Ahora Ymir y Jason están “acariciando”
con el cuchillo a Selman, y Regan se ha unido al dúo dándole de
golpes con su crucifijo.
Empiezo a retorcerme intentando
liberarme, pero es inútil.
-A diferencia de ti el vampiro no ha
sido condenado a no morir. Su resistencia vampírica le hará
aguantar más tiempo, pero acabará muriendo cuando le demos el golpe
de gracia con ese hacha que tanto ama...¿Recuerdas el hacha,
Cris?-Sonríe.- ¿Recuerdas como casi te corta la cabeza con él tu
querido vampirito?-
-Porque tú le corrompiste, cab...-
-Shhh.-Pone un dedo en mis labios.-
Calla y disfruta del espectáculo. Pero ten presente que todo depende
de ti, pequeña. Entrégate al lado oscuro...Y su dolor terminará.-
-¿Cómo sé que puedo fiarme de tí?-
Pregunto angustiada.
-Querida, soy el Emperador de las
Tinieblas, el Diablo. ¿Quién en su sano juicio iba a fiarse de
mi?-Dice con una carcajada maléfica mientras yo me dejo devorar por
los nervios y la angustia...
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