Espero que os guste :)
Álvaro perdió el control del coche, y
cuando quiso darse cuenta, estaba dando vueltas de campana hasta
acabar a un lado de la carretera. El golpe fue tan fuerte que quedó
inconsciente varias horas. Cuando despertó lo hizo en el hospital.
Abrió los ojos y se llevó una mano a
la cabeza, aún mareado, mientras contemplaba la habitación del
hospital donde se encontraba: la cama de al lado aún había sido
ocupada por nadie y en el cuarto reinaba el silencio de no ser por
los pitidos del electro que le habían puesto los médicos para
controlar sus constantes vitales. “Pi-pi pi-pi” pitaba
regularmente.
Se levantó despacio y se sentó en la
cama, fijó su vista en la pared de enfrente, completamente blanca y
justo en ese momento le pareció ver que aparecía una especie de
mancha negra en ella, que cada vez se hacía más grande, poco a
poco, hasta acabar por convertirse en un círculo oscuro en el centro
de la pared.
Álvaro bajó de la cama y anduvo hasta
la pared, arrastrando el electro provisto de ruedas para su
transporte, que seguía pitando de forma continua y regular, hasta
que llegó al circulo negro. Entonces, sus latidos se aceleraron, y
así lo reflejó la máquina, que pitaba cada vez más rápido,
mientras el chico caminaba hacia el extraño agujero negro que
parecía haberse abierto en la pared.
Levantó el brazo y sintió que el
agujero lo atraía hacia él, arrastrándolo como si de un imán se
tratara. Intrigado, se deshizo del electro, que dejó de pitar, y
siguió aproximándose al agujero. Puso la mano frente a él y éste
la absorbió, aspirando a Álvaro consigo, quien no pudo hacer otra
cosa más que gritar al verse sumido en una extraña espiral
multicolor, hasta acabar en un inhóspito lugar.
Era como una cabina de pilotaje de
avión pero más grande. Y al fondo, a los mandos, había una chica.
Desde donde estaba, Álvaro pudo ver su pelo de color morado recogido
en una coleta.
-Aquí PAM 666, ¿Me reciben?-Oyó que
decía la joven, intentando hacerse oir por encima de los crujidos
que provocaban las interferencias de un walkie talkie que Álvaro no
alcanzaba a ver desde donde estaba.
-Aquí PAM 666. ¿Me reciben?-Volvió a
repetir ella.-¡Necesitamos ayuda, repito: necesitamos ayuda!-
Álvaro se acercó a ella mientras
comprobaba anonadado lo que se veía a través del cristal del
extraño habitáculo de aquel avión: un cielo completamente oscuro
salpicado de estrellas, y a su derecha...No podía ser. ¡Tenia el
planeta de los anillos!¡Ese avión había llegado hasta
Saturno!¿Cómo era posible? ¿Y cómo diantres había acabado él
allí?
Tocó el hombro de la muchacha y la
hizo girarse, asustada. Se levantó y le miró de arriba abajo, como
si le extrañara verle, como sorprendida. Él también se sorprendió,
pues la apariencia de la joven no era corriente: vestía una especie
de mono plateado, con un cinturón que llevaba lo que parecían ser
balas. A ambos lados de las caderas llevaba dos cartucheras que
guardaban lo que parecían dos pistolas, aunque algo diferentes a lo
que él conocía como pistolas...
Él miró atrás y se dio cuenta de que
el agujero negro había desaparecido. Ahora había una gran compuerta
cerrada en su lugar.
-¡No te muevas!-Dijo ella
desenfundando la pistola de la cartuchera izquierda.-
Él la miró asustado y se quedó donde
estaba.
-No te muevas o te frío.-Dijo ella.
Él se asustó y levantó las manos.
-Yo...yo no sé donde
estoy...-Explicó.- Había un agujero negro en la pared y...- Dijo
confuso.
La chica bajó el arma despacio,
estudiando con interés a Álvaro.
-Has atravesado un portal...-Dijo ella
asintiendo.- ¿De qué año vienes?-Preguntó con total normalidad,
como quién pregunta la hora.
-Del 2013.-Dijo él, aún confundido.-
Pero ¿Cómo he llegado aquí?-Preguntó.
Ella le cogió de la mano y le condujo
por pasillos de extrañas paredes plateadas:
-Escucha. Ésto es el año 2.511. Te
has colado por un agujero de gusano y has acabado aquí. No me
preguntes ni como ni por qué. Algún tipo de inestabilidad temporal,
supongo. Si no, no me lo explico...-Dijo mientras le conducía
atropelladamente por los pasillos de la nave. Sí. Ahora estaba
seguro de que había acabado en una nave espacial.
-Pero...pero...-Empezó a decir Álvaro
intentando saber por qué había acabado allí.
La muchacha lo miró.
-No sé cómo serán las cosas en tu
era, pero creo que aquí todo es muy distinto. Hemos conquistado
Venus y Marte, y ahora hemos encontrado vida en un planeta llamado
Bu. Nuestra nave se dirigía allí en misión de exploración, pero
nos alcanzó una tormenta solar y los sistemas de la nave fallaron.
Ordené a la tripulación que investigara la causa de la avería,
pero no he vuelto a saber nada de ellos...Ahora los sensores han
detectado formas de vida no humanas en la zona de carga, no recibo
respuesta a mis llamadas...Y temo que hayan podido matar a la
tripulación.-Dijo arrastrando a Álvaro por los pasillos de la
nave.
-Es aquí.- Dijo parándose en seco y
quitándose un arma de las cartucheras.-Por cierto, mi nombre es
Kirah.- Dijo muy seria dándole el arma al chico, que intentó
sonreir mientras cogía la pistola con manos temblorosas y dijo con
voz nerviosa mientras iba tras ella blandiendo el arma:
-Álvaro.- De repente Kirah le frenó
y siseó.
-¡Shh. Mira!-Susurró señalando desde
una esquina lo que tenían enfrente mientras arrastraba a Álvaro
para que se escondiera con ella tras un baúl.
Kirah rompió a llorar tapándose la
boca.
-Dios...Los han matado a todos...-Dijo
mirando a los seres que ahora se estaban alimentando de los restos de
la tripulación.
Eran dos clases de bichos completamente
diferentes:
Cuatro de ellos parecían lagartos, con
largas lenguas que mantenían amarrados a la pared a varios
tripulantes que aún seguían vivos.
Los otros cuatro aliens desgarraban la
piel de los pobres chicos con sus afiladas uñas a la vez que les
escupían algo parecido al ácido que hacía que su piel se
deshiciera.
Desde donde estaban, Alvaro y Kirah
pudieron escuchar los leves quejidos de los tripulantes de la nave, a
los que casi no les quedaba vida.
-Vamos.-Dijo ella saliendo de detrás
del baúl.- Hay que pillarles ahora que están desprevenidos.
La vio caminar de puntillas unos pasos
y apuntar con su arma a uno de los lagartos que con su lengua
mantenía atado a un tripulante casi muerto. Vio su disparo: una
especie de rayo láser rojo salió del arma y fue a parar al lagarto,
al que desintegró por completo. Kirah no se detuvo ahí y la
emprendió a disparos contra el bicho que arañaba al tripulante, sin
tener tanta suerte ésta vez: el alien ya la había visto, y lanzó
ácido por la boca contra Kirah.
El líquido fue a parar al brazo de la
joven, haciendo que tirase el arma con un grito de dolor.
Álvaro no se lo pensó dos veces y
disparó al alien, que en un segundo se desintegró tras recibir el
disparo láser.
Como era de esperar, el resto de bichos
se soliviantaron y la emprendieron contra Álvaro y Kirah.
Ella chillaba presa del dolor del ácido
que carcomía su brazo, y ayudada por Álvaro se arrinconó tras el
baúl de nuevo, mientras el chico se encaraba contra los aliens
cogiendo la otra pistola de manos de Kirah.
Pistolas en ristre, desintegró lenguas
que pretendían amarrarle, acabó con los aliens de las babas de
ácido, y tanto él como Kirah creyeron que se hallaban a salvo. Se
equivocaron.
Tras registrar la zona de carga vieron
que en ella había varios huevos que tenían toda la pinta de ser de
criaturas como las que habían matado.
Barajaron la posibilidad de sacarlos de
la nave.
-Podría ser peligroso.-Dijo Kirah.-
Podrían ir a parar a algún planeta habitado, incluso a la misma
Tierra, y eso sería mortal.
-¿Qué podemos hacer?-Preguntó
Álvaro.
-De momento salir de aquí. Cuando los
huevos eclosionen ambos sabremos lo que pasará, y no tendremos
escapatoria.- Dijo ella llevándose la mano al brazo y caminando aún
dolorida fuera de la zona de carga. -Suspiró.- Por lo demás no
podemos hacer mucho. Ya ves, estamos incomunicados....-
Álvaro y Kirah ocuparon los asientos
de copiloto y piloto respectivamente, y ella intentó poner en marcha
de nuevo la nave. Nada.
Oyeron un extraño ruido y se giraron:
un agujero negro se había abierto en la pared y un grupo de personas
había entrado en la nave, y por la ropa que llevaban, debían ser de
la época de Álvaro, el año 2013.
Por la mente del chico pasó la idea de
atravesar el portal y marcharse a su era...Pero no. No podía dejar
sola a Kirah.
Ambos les explicaron a quienes acababan
de entrar lo que sucedía en la nave. Muchos dieron media vuelta e
intentaron huir, pero no pudieron: el portal se cerró antes de que
pudieran atravesarlo.
Ahora están atravesando la nave, en
dirección a la zona de carga donde muy posiblemente los huevos que
Kirah y Álvaro encontraron hayan eclosionado ya y el horror se haya
desatado...
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