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lunes, 17 de febrero de 2014

Relato: "Visita al Viejo Caserón 3" Capitulo 11





CAPITULO 11: CURACIÓN

Una oleada de dolor me devolvió a la realidad y me hizo volver a abrir los ojos.
Me estaba abrasando, pero a mi alrededor no había fuego, sino una extraña aura rojiza escarlata que me envolvía. A mi...Y a Tar, que estaba a de pie a mi derecha, con las manos extendidas como si quisiera abrazarme, haciendo brotar rayos rojizos que iban de él a mi, mientras una terrible quemazón me envolvía.

Intenté moverme, pero fue inútil. Algo invisible me impedía hacerlo. Miré al techo, el cual vi demasiado cerca; dirigí mi mirada al suelo, y vi la mesa de torturas de la sala debajo de mi pero a cierta distancia. Me hallaba levitando en el aire envuelta en esa especie de aura roja.

-¡ Ar sindanóriello caita mornië !! – Oí pronunciar a Tar- ¡¡ Ar ilyë tier undulávë lumbulë, Cris !!-

Sus palabras provocaron una nueva sacudida de dolor en mi, quería que aquello acabara, y si la muerte venía a mi encuentro la recibiría de buen grado con tal de dejar de abrasarme en el fuego invisible que ahora sentía.

Miré a Tar y vi su gesto de esfuerzo, su frente perlada de sudor y me di cuenta de que estaba haciendo todo lo posible por cumplir la orden del Emperador de dejarme vivir por el momento.


Su voz fue subiendo de intensidad, haciéndose cada vez más autoritaria, intentando imponerse a lo que fuera que quisiera hacerme morir. Sus ojos amarillos relampagueaban mientras se perdían en mi cuerpo al compás de sus manos, que no me tocaban, pero sí dañaban con el rayo bermellón que brotaba de ellas, provocándome un inmenso dolor del que yo quería escapar aunque fuera a costa de mi vida.

    -¡¡Jiv'elgg lueth jiv'undus phuul jivvin!! – Oi gritar al inquisidor - ¡¡ Lil alurl velve zhah lil velkyn uss!!

No me quedaban fuerzas ni para gritar siquiera. No podía gritar, no podía moverme...Sólo podía esperar a que la muerte viniera por mi, y justo cuando pensé que el dolor no podía ser más intenso de lo que ya era; justo cuando pensaba que por fin la dama de la guadaña me acunaría en su regazo, casi con los ojos ya entrecerrados, casi abandonándome al viaje al más allá...Fue justo entonces cuando el dolor cesó.

Todo paró de repente. Volví a abrir los ojos incrédula y miré a Tar con miedo, que en ese momento se acercaba a mi hasta casi rozar mi cara con la suya.

-Cris, Nindyn vel'uss kyorl nind ratha thalra elghinn dal ilil alust- Susurró.

Su boca quedó muy cerca de la mía, y entonces con un suave movimiento me hizo abrir la boca para dejar entrar el aliento oscuro que brotó de la suya.

Cuando su hálito penetró en mí sentí un escalofrío helado que me hizo estremecer y aterrizar sobre la superficie dura y fria de la mesa de torturas suavemente.

Ví que Tar se apartaba un poco de donde yo estaba. Seguía observándome, con sus ojos amarillos clavados en mi, sin quitarse la capucha impidiéndome ver el gesto de su cara. Así me resultaba imposible saber qué había sido de mi. Si realmente había vuelto a vivir como creía o todo era fruto de un sueño y yo ya estaba en el otro lado como también me planteaba en aquel momento.
Carraspeé levemente y los ojos de Tar fueron a los míos.

Con un hilo de voz me atreví a preguntar:

-¿Qué...Que ha...?-Volví a carraspear, porque mi voz temblaba y no quería parecer asustada, aunque no lo conseguí.- ¿Qué ha pasado?-

-Has sido rescatada de los mismísimos brazos de la muerte. Si llegamos a tardar un poco más tal vez ahora tú y yo no estaríamos hablando. Has tenido mucha pero que mucha suerte.-Dice con un deje burlón.

-¿Que fue...?-Noté cómo se me empezaba a formar un nudo en la garganta que me impedía hablar debido al temor que me infundía la mirada de Tar. Me era imposible mirarle a los ojos.

-¿Qué fue lo que pasó?-El inquisidor acabó la frase por mí.

Yo asentí.

-¿Qué recuerdas?.- Me preguntó.- Y más te vale no mentir. Si lo haces, lo sabré.- Snetenció con voz fría.

-Recuerdo...-Comencé nerviosa.- Que me...arrojé desde lo alto del Star Flyer y...me llevaron en volandas...Una luz...Espiral y tú discutiendo...Y lo último que recuerdo es que acabé aquí....Una extraña aura roja me envolvía y tú pronunciabas unas palabras muy extrañas....Es todo lo que recuerdo. -Concluí.

No ocultas nada; bien – respondió satisfecho – Esto es lo que ocurrió: Te arrojaste desde lo alto el Star Flyer y tu cuerpo yació destrozado… hasta que el Emperador y yo te encontramos, ordenando rápidamente a Espiral y a Segismundo que te trasladaran al Laboratorio. Una vez allí intentamos reanimarte, pero tus heridas eran demasiado graves. Espiral no tenía ninguna esperanza… pero el Emperador me ordenó que te mantuviera con vida, y eso hice. Sólo me quedaba una posibilidad. Hice que te trajeran a la Bóveda y aquí te sané el cuerpo mediante otras… formas.

Hizo una pequeña pausa y concluyó:

-Has tenido mucha suerte de que el Emperador me enseñara en las artes de la magia – dijo – De no ser así… no habría podido hacer nada.-

-¿Magia?-Pregunté casi al borde del grito.- ¿Qué...? ¿Cómo...? ¿Eres un mago?- Pregunté parpadeando incrédula....

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