Últimamente no recuerdo lo que sueño.
Pero cuando lo hago suele ser porque mi sueño ha sido muy bizarro,
como el que he tenido hoy. Aquí os lo narro. No esperéis un final
en condiciones porque ya se sabe, que en la mejor parte se produce el
despertar.. :)
P.D.T: El evento que tiene lugar al
principio del relato, es un evento real que tendrá lugar el 24 de
abril de 2014: el Día del Rock en la Radio, en la Complutense de
Madrid, así que si os gusta el rock y queréis ver a Mago de Oz,
Sherpa y La Fuga entre otros, no os lo podéis perder! :) Más info
en
https://www.facebook.com/diadelrockenlaradio?fref=ts
Tras mucho insistirle, al final decidió
acompañarme al evento. No quería ir porque decía que ya tenía
bastante con ir a su universidad para dar clase como para encima ir
otra vez por diversión.
Pero fue decir que iban de invitados
“Mago de Oz” y aceptó sin pensar.
Y a la Complutense que fuimos.
Entramos en el salón de Actos de la
Facultad de Ciencias de la Información y tras saludar a Alberto, el
presentador del evento y del programa de radio con el que yo había
colaborado ocasionalmente, nos sentamos en dos de las butacas de la
sala, listos para disfrutar de la buena música de los grupos que
actuarían y de las entrevistas que éstos concederían.
Y después de largo rato viendo el
programa de radio, yo miré inquieta el reloj.
Por la hora, estaba empezando a
anochecer, y no quería volver a casa excesivamente tarde, así
que decidimos marcharnos.
Cuando salimos a la calle,
efectivamente, casi había anochecido, y bajamos al metro.
Al llegar al andén vimos a una mujer
aovillada contra la pared que nos miraba fíjamente.
La miré y sentí un escalofrío; Tar
se dio cuenta y me dijo:
-¿No conoces la leyenda?-
-¿Qué leyenda?-Pregunté yo con
cierto miedo echando una rápida mirada a la mujer que no dejaba de
mirarnos con una sonrisa retorcida.
-La llaman “La Enfermera de la
Muerte”-Me susurró Tar señalando a la mujer con la cabeza.- Ni
idea de por qué ese mote, pero la llaman así. La leyenda dice que
pulula por las estaciones de la linea 6 de metro. De vez en cuando se
la ve sentada, tal como está ahora mismo, observando a los
viandantes, cuentan que para elegir víctima; y se dice que cuando la
ha elegido la persigue por todo el metro, parada tras parada, donde
la víctima se baje, hasta que consigue matarla...-
-¡Ay no me asustes, jo!-Me quejé yo
justo cuando el tren llegaba a la estación y Tar y yo nos subíamos.
El metro estaba a rebosar de gente y no
nos pudimos sentar, así que nos quedamos apretujados en la barra
junto a la puerta, y cuando ésta se cerró no pude evitar echar una
última mirada a la mujer del andén, que seguía mirándonos
fijamente con esa sonrisa tan macabra.
El metro se puso en marcha y la perdí
de vista. Miré a mi alrededor y vi algo espeluznante.
La misma siniestra mujer que hacía
nada y menos había desaparecido de mi vista al alejarnos de la
estación ahora estaba sentada en el suelo del tren donde estabamos
subidos.
¿Cómo podía ser?
-T...Tar...-Dije mirándola y
señalándola despacio.
-Shhh. Calla, Cris, que no nos vea.-
-¡¿Pero como quieres que no nos vea
si ya nos está mirando?!-Le susurré sin gritar por poco.
-Venga.-Me apretó la mano.- Nos
bajamos en ésta parada.-Me dijo bajito mientras el tren se detenía
y nos bajábamos en la siguiente estación a esperar al siguiente
metro.
Cuando la estación se quedó vacía
volví a ver a la “Enfermera de la Muerte”, ahí, en el mismo
andén que nosotros.
No sabía cuándo había podido bajarse
del andén, pero lo había hecho, y ahí seguía, impasible, sentada
en el andén sin quitar su mirada de nosotros.
Cuando por fin llegó el tren y subimos
volví a perderla de vista al ponerse en marcha el metro, pero me
volví a sorprender al descubrirla a pocos metros de nosotros, de
nuevo observándonos.
-Tar...-Dije yo entre dientes
señalándola.
Sin quitarla los ojos de encima, me
pegué lo más que pude a mi chico y atravesamos el vagón dispuestos
a cambiarnos de sitio, pero entonces, la mujer tiró una pequeña
daga a Tar, que cayó al suelo, malherido y gritando de dolor.
-¡Tar!¡Tar!-Dije yo, tirándome a su
lado.
Miré a mi alrededor: el vagón vacío
y la siniestra mujer sonriendo mientras empuñaba otra daga que a
todas luces me iba a arrojar.
Cogí a mi chico de las axilas y le
arrastré como pude hasta la puerta del tren cuando éste se detuvo.
Tras muchos esfuerzos logré sacarle.
Vi que la mujer se quedaba en el tren
mientras abandonaba la estación, suspiré aliviada mientras me
volvía a tirar al suelo para socorrer a Tar, pero entonces...Una
daga voló muy cerca de mi. Miré atrás y vi de nuevo a esa mujer,
sonriendo, y de repente...
...De repente me despierto.
“Joder. Si por cada sueño raro
que tengo me dieran cinco euros, sería millonaria”
pienso mientras enciendo la luz y me pongo las zapatillas para ir a
desayunar...
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