CAPITULO
15: DE CAZA
Volví
a sentirme en casa mientras mis hermanos y yo recorríamos el Parque
en busca de algún empleado rezagado al que hincarle el diente.
Y
de camino pude volver a entablar conversación con mis hermanos,
retomando la relación que siempre había mantenido con ellos, además
de conocer a los tres nuevos moradores que se incorporaron y que yo
no había tenido tiempo de conocer demasiado bien (básicamente
porque se encargaron de ayudar a Tar durante mi entierro): el cura y
los monaguillos.
De
Antonio, el cura, descubrí que era un chico tímido, pero muy
simpático cuando cogía confianza, como Álex, su hermano, que era
el más cortado de los tres pero también se soltaba cuando cogía
confianza.
Moi,
el otro monaguillo era el más “echado para adelante” de los
tres, más descarado pero no por ello menos majo.
Mientras
charlaba con ellos tratando de conocerlos, Jason nos alertó:
-Shhh.-Nos
siseó haciendo que los cuatro nos calláramos de repente. Estaba tan
absorta en la conversación con los clérigos zombis que ni me dí
cuenta del dulce aroma que inavía nuestro alrededor.
-¡Mira
qué chica más guapa va por ahí!-Dijo el chico de la motosierra
señalando a una chica que caminaba hacia nosotros, que corrimos a
escondernos tras un muro del castillo de Los Fiordos a esperar a que
pasara ante nosotros.
Moi
se rió y dijo picarón:
-¿Quieres
echarle el guante, Jas?-
-La
motosierra, más bien.- Apuntó Espiral haciendo que todo
estalláramos en carcajadas.
Sonreí
y abracé instintivamente al doctor y a Segismundo, abrazo al que se
unieron todos los demás: Jason, Ymir, Regan, Blood, Sara, Iri,
Adri, y hasta Antonio, Moi y Álex
Volvía
a sentirme feliz de estar de nuevo con mis hermanos, y así se lo
hice saber mientras nos abrazábamos:
-Hermanos,
no sabéis lo feliz que me siento de estar de nuevo con
vosotros...-Dije sinceramente.
-Pues
todo se lo debes a Tar...-Dijo Espiral en un susurro.- No sabemos
cómo, pero gracias a él y sólo a él has vivido para contarlo...-
Guardé
silencio. No me fiaba demasiado del inquisidor.
-¡Chicos!¡Chicos!-Dijo
Jason histérico.-¡La quiero!¡Y ya viene!-Rió haciendo rugir la
motosierra.
-Shhh.-Dije
yo.- ¡Apaga eso, que te va a oir!-
-¡No
me oye, mira!-Contestó él señalando a la chica que sostenía un
mp3 enganchado a unos auriculares que lucía puestos en los oídos.
Jason
sonrió y corrió al encuentro de la chica, apareciendo frente a
ella, que asustada se dio la vuelta, haciendo que Jason corriera y se
situara tras ella, que echó a correr a través de la Gran Avenida
perseguida por el de la motosierra mientras todos nosotros salíamos
de nuestro escondite y los seguíamos de cerca, adelantándonos a su
carrera y aguardándolos en la puerta principal del Parque escondidos
en una taquilla.
Cuando
la pobre chica creyó que al fin alcanzaba la libertad y salía del
recinto, salimos de nuestro escondite y nos abalanzamos sobre ella.
Me
lancé sobre su cuello mientras los zombis se disputaban su cerebro
mientras ella gritaba
-¡El
cerebro para nosotros!-Gritó Sara.-¡Eh, Adri, no lo quieras todo
para ti!-Gritó.-Dejadme algo, chicos!- Gruñó a Dani, Iri, Adri,
Antonio y los dos monaguillos que rodeaban la cabeza de la chica que
yacía en el suelo junto a un charco de sangre con la cabeza
desgarrada por los manotazos de los zombis que se disputaban su masa
cefálica.
-¡Las
tripas!¡Para mi las tripas!-Dijo el Doctor Espiral abriendo el
estómago de la joven con su bisturí.
-¡Yo
también quiero tripas, doctor!-Se quejó Segismundo.
Y
mientras yo mordía con avidez el cuello de la víctima succionando
su sangre, Blood, que también codiciaba el líquido carmesí, se
afanaba en lamer el charco de sangre que rodeaba a la chica ya casi
sin vida.
Por
su parte, Regan mordisqueaba las mejillas de la muchacha que era ya
poco más que un cadáver que no tardaría en empezar a pudrirse.
Ymir
se entretenía dibujándola con su cuchillo la sonrisa del payaso en
las comisuras de sus labios, y por último Jason cortaba las
extremidades de la joven con su motosierra.
Me
encantaba el dulce sabor de la sangre de aquella joven...Era tan
dulce...O eso o después de estar sin comer tanto tiempo ese primer
bocado me estaba sentando de maravilla.
Un
grito interrumpió el festín: algún otro empleado rezagado habría
llegado hasta la entrada principal del Parque y se habría asustado
al vernos.
Todos
dejamos de comer instantáneamente y nos lanzamos a la persecución
de la segunda víctima de la noche.
-¡Blood!¡Adelántate!-Ordené.
Dicho
ésto, Blood salió corriendo atajando al empleado hasta ituarse sin
que él le viera unos metros más adelante de él.
Todos
salimos tras el hombre que corria Gran Avenida arriba, y nos
agazapamos tras un árbol
-Ayuda...Necesito...Ayuda....-Dijo
ella tirada en el suelo cuando él se paró ante ella al ver su cara
llena de cicatrices, sus muñecas cortadas...Y su mano sosteniendo el
cuchillo.
-Tranquila,
¿Vale? Llamaré a una ambulancia.-Dijo sacando el móvil con manos
temblorosas mientras todos nosotros, que habíamos llegado a su lado
nos cerníamos sobre él para dar buena cuenta de la carne que nos
ofrecía.
-Tú
no vas a llamar a nadie...-Susurré yo a su espalda haciendo que se
volviera.
Me
lancé sobre su cuello y me afané en succionarle la sangre mientras
el resto de mis hermanos se alimentaba del resto de su cuerpo, huesos
incluidos.
Cuando
acabamos la “cena” nos acercamos a por los restos del cuerpo de
la primera víctima y los zombis dieron buena cuenta de sus huesos
sin dejar ni rastro del cadáver tras lo cual volvimos a casa...
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