Crónica sobre la exposición y charla de lectoterapia durante la clase de Historia de la Escritura.
Los libros nos pueden ayudar en nuestros peores momentos, y ésto no
es que lo diga yo o sea una simple frase hecha de esas que se podrían
decir para animar a la gente a leer o subirla la moral cuando está
de bajón, no.
Que los libros ayudan a pasar “malos tragos” e incluso a hacer
más llevadera una enfermedad es lo que defiende la lectoterapia o
biblioterapia, que no es otra cosa que el tratamiento psicológico a
través de los libros.
Y a la biblioterapia es a lo que nos han querido acercar nuestros
compañeros de Historia de la Escritura: Jesús, Eva, Giulia y
Giulia, quienes junto con Laura Rico, psicoterapeuta, nos han
mostrado qué pueden hacer los libros por gente que afronta
dificultades psicológicas e incluso físicas.
El hecho de que el paciente que acude a la consulta del
psicoterapeuta identifique su caso con el del protagonista de un
libro con el que se siente vinculado por las similitudes que comparte
con él pueden ser de gran ayuda a la hora de que la persona que
tiene un problema se desenvuelva más fácilmente en la consulta,
despojándose de miedos y cualquier tipo de timidez, dejando que el
libro y él sean uno solo.
Y uno sólo hemos sido todos los asistentes de hoy a la clase de
Historia de la Escritura, quienes después de escuchar la exposición
introductoria de nuestros compañeros sobre la biblioterapia hemos
decidido, en palabras de nuestro profesor “romper espacio” y
acercarnos unos a otros en un círculo que nos aproximara más.
Y ahí, Laura, la invitada de honor ha lanzado una pregunta que nos
ha dejado a todos boquiabiertos o al menos, a mí particularmente:
“Si fuérais un libro...¿Cómo seríais?”
Y lo traslado al papel de la misma forma que de boca nos lo ha dicho
ella: teníamos que pensar qué clase de libro seríamos: de cuántas
páginas, cómo sería la portada, por dónde estaría nuestro
marcapáginas actualmente...Y decir una frase de una página
cualquiera.
Después de varias intervenciones, Laura nos ha estado contando en
qué consiste la lectoterapia a base de experiencias de personas con
las que trata haciendo un hermoso recorrido por la historia de los
relatos: desde el cuento, pasando por los mitos, hasta la literatura
más reciente.
Y por último ha acabado leyendo varios poemas que nos ha ido
entregando siguiendo a veces un curioso criterio, quizá basándose
en el argumento de los poemas y en lo poco que se puede apreciar de
la personalidad de los destinatarios: “Éste tiene que ser para
alguien alegre, éste para alguien que parezca de bajón...”
A mi ha tenido el placer de entregarme uno de Pablo Neruda. :)
Repartidos los poemas, Laura se ha marchado y nosotros nos hemos
quedado con la sensación del “No te acostarás sin haber aprendido
una cosa más”, hoy más que nunca.
Y es que los libros esconden mucho más de lo que muestran sus
portadas, sólo hay que atreverse a mirar más allá de ellas,
abrirlos y adentrarse en sus páginas....
¡gracias por la crónica, Cristina! lo he pasado muy bien y ahora tu relato lo deja fijado en el espacio y el tiempo.
ResponderEliminarNo pares tus ganas de escribir...:
"Estamos hechos para el arte, estamos hechos para la memoria, estamos hechos para la poesía o posiblemente estamos hechos para el olvido. Pero algo queda y ese algo es la historia o la poesía, que no son esencialmente distintas. (Borges “Siete noches”).