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sábado, 16 de noviembre de 2013

"Visita al Viejo Caserón 3" Capitulo 4

CAPITULO 4: DESPRECIO

Entramos a la bóveda e indiqué a los nuevos que pasaran delante de mi.

-¡Inquisidor!-Llamé a Tar, que parecía no estar.-¡Aquí tienes a los nuevos!-Dije dándome la vuelta para salir, pero la voz de Tar me detuvo.

-Muy bien, Cris.- Me giré y asentí ligeramente mientras miraba al inquisidor, que sostenía el cubo que antes me entregara el monje entre sus manos, como un preciado tesoro. En los ojos de Tar se reflejaba odio y venganza, y así me lo hizo saber su voz despótica.

-Ahora vete, ya ajustaremos cuentas luego.-Me dijo con furia contenida.

No me lo pensé y huí de la sala de la bóveda a paso ligero, pero me detuve justo en la puerta cuando la voz de Selman rió en mi cabeza.

-¿No te gustaría saber lo que va a pasar, Cris?- Me tentó mientras me asomaba un poco para ver lo que sucedía en la sala.

-Pero, ¿Y si me descubre el inquisidor?-Pregunté temerosa en un susurro.

-Si te descubre, le echas ovarios y te defiendes, que para eso tienes armas...-Me contestó.

Resoplé y me escondí más tras la puerta, observando.

Tar les estaba dando ropas a los nuevos mientras les indicaba:

-Tú. Antonio has dicho que te llamabas, ¿no?-Preguntó al chico de las gafas que asintió con un gemido quejumbroso.

-Bien, Antonio. Serás el exorcista de Regan, al menos ante los visitantes antes de hincarles el diente cuando te corresponda.- Le dijo entregándole la sotana, el alzacuellos y el crucifijo que el zombie se puso torpemente entre quejidos.

-Moi, Álex.-Les indicó Tar a los otros dos.- Vosotros estaréis en todo momento junto a Antonio. Seréis los monaguillos, por así decirlo. Os alimentaréis de los visitantes de los que él se alimente. Cuando se os de la orden, que esa es otra. Sólo atacaréis cuando se os indique. Nunca antes ni después. Aquí nadie va por libre. Os debéis al Emperador. Y a mi cuando éste lo diga. ¿Queda claro?-Preguntó.

Los tres asintieron y Álex y Moi acabaron de ponerse las túnicas blancas de monaguillos entre quejidos.

-Ahora marchaos.-Ordenó el inquisidor, y mientras los veía irse, su voz los detuvo en seco.

-Una última cosa...- Dijo mientras los tres interpelados se giraban para atender.

-Esa chica...Cris, la vampira.-Dijo con desprecio.- Terminantemente prohibido dirigirla la palabra. Ni saludarla siquiera, ¿Estamos?-

-Sí...-Gimieron los tres zombies.

-Ups, eso duele, Cris....- Oí burlarse a la voz de Sel en mi cabeza con un risita.

-Cabrón...- Dije yo, y al instante me tapé la boca con la mano al ver que el inquisidor se paraba en seco y chistaba a los tres zombies.

-¡Shhh¡¡Quietos!- Gritó haciendo que se pararan.

Cerré los ojos y contuve el aliento luchando por no respirar, pero por lo que se veía, ya era tarde. Me había pillado. Abrí los ojos justo cuando vi volar una daga que vino a clavarse en mi hombro.

Grité y caí al suelo mientras como podía me sacaba la daga del interior de mi hombro.

Oí la risa del inquisidor y sentí fuego quemarme y oprimirme la parte baja de las piernas mientras me arrastraba a los pies del inquisidor. Un olor a cuero y carne quemada me inundó la nariz mientras el dolor me oprimía los tobillos y sentía que la parte de las piernas de mi mono de cuero se churruscaba.

Grité y la opresión de los tobillos desapareció, pero el dolor seguía ahi.

Alcé la mirada al inquisidor como pude, y vi que sostenía su zippo, del que salía una imponente llama que hizo restallar en el suelo, como si fuera un látigo. El sonido me produjo escalofríos.

-¿No te ha dicho tu mami, Cris, que no está bien escuchar detrás de las puertas?.-Rió Tar.-Ah, no, espera...Que todos allí fuera se han olvidado de ti.-Se carcajeó.

-Yo no quería..-Lloré mientras mi mente le decía “ha sido tu culpa” a Sel.

-Excusas, excusas...-Dijo el inquisidor mientras en mi cabeza Sel se continuaba riendo. Parecía estar pasándolo realmente bien con mi sufrimiento.

-¡Mirad!-Oí decir al inquisidor a los nuevos mientras me señalaba con un dedo acusador.- ¡Por su culpa ha muerto un hermano!¡Justo antes de que vosotros llegarais, nuestro señor dio muerte al monje de arrepentidos por su culpa! ¡Vamos!¡Echadla de aquí, no quiero verla!- Ordenó mientras los tres zombies me pegaban de patadas hasta echarme de la sala de la bóveda de Helios.

Y a patadas me llevaron a la cripta.

En el camino me encontré con todos los demás moradores: Ymir, Blood, Regan, Espiral, Segis, Dani, Iri, Adri, Jason...Todos. Y ni uno ¡Ni uno! Se dignaron siquiera a ayudarme.

Pasaron olimpicamente de mí.

Ni siquiera el Emperador, que aguardaba a la puerta de la cripta, hizo nada por detener a los nuevos que continuaban pateándome hasta hacerme entrar en la sala, donde me dejaron sola tras un tremendo portazo.

Las lágrimas afloraron de mis ojos, pero no me lamenté. No quería dar ese placer a Sel, que no dejaba de reirse.

-Demonios, Cris. No sabes cuánto deseaba que llegara este momento: el momento de verte sufrir, sola, consumida por el dolor.-Sentí un ligero dolor de cabeza y vi a el espectro de Sel, materializado ante mi.
Lo miré con rabia, me levanté como pude y salté sacando fuerzas de donde no tenía, puños en alto, para, de un puñetazo, acallar al fantasma. La jugada me salió mal y sólo atravesé a Sel, para dar con mis puños en la pared, causando la risa del espectro.

-¿Has olvidado que soy un fantasma?- Rió mientras yo resoplaba y sentada en el suelo me cortaba como podía con la mano los trozos de cuero quemado de la parte del pantalón de mi mono.

Hecho ésto, me miré la herida del hombro de la daga de Tar. No era gran cosa, sólo el dolor del principio. Sobreviviría.

La ira me invadió al pensar en el inquisidor, en el odio que albergaba hacia él y pensando en ésto estaba cuando Sel volvió a introducirse en mi mente e interceptó mis pensamientos.

-Róbale.-Me dijo con un susurro tentador.- Quítale el cubo, Cris.-

Negué con la cabeza, desterrando el pensamiento y a Selman de mi mente por un instante, justo cuando llegaba a mis oidos un ruido de motor, cada vez más cercano.

Jason hizo su aparición, motosierra encendida en mano.


-¡Hora de la caza!-Dijo histérico...

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