-PRÓLOGO-
Cuando la oscuridad nos invade, poco podemos hacer sino dejarnos llevar por ella, por su negrura, por su incertidumbre, por su nada, por su todo.
Me hallaba en la oscuridad, y solo Dios, o quién sabe si Lucifer sabía si podría escapar de la negrura en la que estaba sumida desde que decidí entrar en el Viejo Caserón....
CAPITULO 1: DÍA 1 – ETÉREA
Me siento mucho más ligera, todo mi
peso se ha esfumado. Abro los ojos. No toco el suelo. ¿Sigo
suspendida en el aire? Lo dudo pues no hay dolor que me atenace y
puedo moverme a la perfección, con movimientos gráciles y muchísimo
más ligeros, pero por alguna razón, mis pies no tocan el suelo.
Levito mientras me desplazo.
Me miro de arriba abajo y me doy cuenta
de que ya no soy un cuerpo. Ya no soy un conjunto de huesos, vísceras
y carne. Soy algo más. Soy...No sabría decir qué soy exactamente.
Soy algo que se mueve como si fuera un velo vaporoso, ligero, que no
toca el suelo al desplazarse.
¡Soy un fantasma!
Giro varias veces sobre mi misma y me
río en silencio. No quiero que nadie me oiga. Quiero aprovechar mi
nueva condición para intentar escapar.
Aún estoy en el matadero de Jason. Ni
rastro de mi cuerpo ni de los de Óscar y Selman, que debieron morir
conmigo.
En la estancia no quedan ya restos de
lo que allí sucedió la noche de mi muerte. Sólo está Jason, solo,
aguardando visitantes que no tardan en llegar. Me escondo en una
esquina y observo.
Gritos y más gritos, y todos
corriendo.
Un visitante se choca con la esquina
donde estoy yo, atravesándome mientras corre presa del pánico.
Un momento...¡Me ha atravesado!.
Entonces...¿Nadie puede verme?
Decido probar suerte y me desplazo por
toda la habitación: de un lado a otro, a ver si soy vista por
alguien.
Nada. Todos me ignoran. Incluso Jason,
que parece no inmutarse cuando paso varias veces ante él cuando se
queda solo.
Decido ir más allá y le atravieso.
Nada. No nota nada. Sigo flotando y me fijo en la pared. Sólo ésta
me separa de mi libertad. Me aproximo a ella con decisión, dispuesta
a escapar de ahí, pero entonces, la voz de Irina me sobresalta.
-¿Cris?.-Me pregunta.
Me giro boquiabierta.
-Irina...¿Me ves?-Pregunto extrañada.
-Pues claro que te veo. Eres un
fantasma, ya estoy acostumbrada. Me pasa desde peque.- Dice.
-¿Que ves fantasmas desde
pequeña?.-Pregunto sorprendida.
-Sí.-Dice ella sin darle mayor
importancia.-
La miro y me doy cuenta de su gran
cambio: Ojeras, cicatrices por su cara extremadamente pálida y
cuchillo ensangrentado en la mano. Es una moradora, no me cabe duda.
-¿Cómo es que has acabado así?-La
pregunto señalándola.
-Los moradores, ya sabes...-Sonríe.
-¿Y Adri y Dani?-Pregunto.
-Zombis, como yo.-Dice con toda
naturalidad.
-¡Pero Cris!Tienes que venir
conmigo!¡Selman y Óscar querrán verte...O al menos saber de tí,
porque verte, no te verán mucho...-Esboza una sonrisa.
-¿Pero ellos están
vivos?-Pregunto.-Creí que murieron conmigo.
Irina niega con la cabeza.
-Vagaron por aquí como fantasmas pero
recuperaron sus cuerpos. Yo les ayudé. Ahora son dos moradores más.-
Me dice feliz.
Sonrío.
-Yo te lo agradezco, Iri, pero mi
intención es escapar de aquí cuanto antes.-
-¿Y vagar por ahí como fantasma,
Cris?¿Por qué no recuperas tu cuerpo y luego ya más tranquilamente
te lo piensas?-Me pregunta.
Suspiro.
-Supongo que tienes razón...-Admito.
Venga, llévame con esos dos.-
Sonrie y me lleva a la cripta.
Durante todo el camino no hablamos,
porque nos cruzamos con varios moradores y no interesa que sospechen
que mi fantasma vaga por el Caserón.
Llegamos a la cripta e Irina les
explica lo que pasa.
Como ninguno de mis amigos (que por
cierto han vuelto a ser vampiros) me ve, tengo que alzar algunas
velas de la cripta para que me crean.
Les abrazo, y dicen haber tenido la
sensación de que millones de hormiguitas les atraviesan el cuerpo en
forma de escalofríos acompañados de un aire gélido a su alrededor.
De ahora en adelante nos comunicaríamos
por boca de Irina, al menos hasta que yo encuentre mi cuerpo...
Entre los cuatro decidimos que yo
permanezca en la cripta, por si las moscas, hasta que mañana a la
luz del día, pueda salir a buscar mi cuerpo.
Algo me dice que sé dónde está...
No hay comentarios:
Publicar un comentario