CAPÍTULO 10:
VERDAD OSCURA
El Emperador se
acerca a mí y yo vuelvo a temblar mientras él permanece de pie, al
lado de la mesa, mirándome con expresión cansada.
-Ay,
Cris...-Suspira.- No te rindes, ¿Eh?. Admiro tu fortaleza, pero he
de decirte que ya no vas a durar mucho más. Porque como no te acabes
rindiendo tú misma vas a suplicar que te matemos...Ese inquisidor
está haciendo muy bien su trabajo.-Ríe.
-Cabrón
mentiroso...-Digo entre dientes.
-¿Qué
dices?-Pregunta el Emperador.
-Me hizo venir a
esta horrible sala después de mentirme sobre su pasado.-Dije yo.
-¿Eso crees?¿Crees
que Tar te ha mentido?-Me pregunta el Emperador riendo y poniendo la
mano sobre mi frente. Cierro los ojos al sentir cómo todo mi cuerpo
se convulsiona y una serie de imágenes se proyectan en mi mente.
Veo al inquisidor:
está con una niña pequeña a la que sólo la hacen falta las gafas
y la ropa de la época actual para ser igual a mí.
Una niñita que
viste un elegante traje medieval, por lo que deduzco que es de alta
cuna.
Y entonces, oigo su
nombre de labios de Tar: Luna.
La niña se gira y
da un beso a su padre mientras él la abraza, se abre la puerta y
entra un niño algo más pequeño que Luna que se une al abrazo.
Desde la puerta, una mujer contempla la escena, antes de entrar al
cuarto y besar apasionadamente al inquisidor.
Otra escena acude
de repente a mi mente. Veo a Tar practicando lucha con espada con un
joven muy parecido a él, algo más pequeño. Deduzco que es su
hermano; otra escena aparece. Tar jugando al ajedrez con un hombre
al que identifico como su padre. Después le veo pasear feliz con su
madre.
Pero entonces, todo
cambia radicalmente.
Siento un espasmo y
a mi mente me viene la imagen del lord del señorío cercano
acechando a Tar, a sus vasallos y a sus campesinos carcomido por la
envidia. Le veo delatar a Tar como hereje ante la Inquisición, y veo
al inquisidor del Caserón huir lejos, hasta que vuelvo a sentir un
espasmo y ante mí aparece una visión horrible: el castillo de Tar
ardiendo mientras los hombres del lord vecino y el mismísimo señor
feudal la emprenden contra la familia, vasallos y campesinos de Tar,
torturándolos y quemando sus propiedades.
Mi cuerpo vuelve a
sacudirse y veo a Tar llegar, veo la rabia de su mirada al ver el
dantesco panorama. Le oigo gritar furioso y emprenderla contra su
enemigo y todos los suyos, como ya hiciera el otro con él.
Después, le veo
sumirse en su pena y más tarde en su locura al creerse poseído por
algo que le obligó a matar a su enemigo. Le observo razonar,
finalmente, que la venganza era la única solución, antes de echarse
a llorar y abandonarse a la soledad de sí mismo.
Me convulsiono y
abro los ojos mientras fijo mi mirada en la pared. Pero en mi mente
siguen apareciendo visiones del pasado del inquisidor: Ésta vez le
veo entrar al Caserón junto al Amo, veo cómo sus ojos se tornan
amarillos, y le veo torturar a los moradores sin compasión,
practicando las enseñanzas del libro que me encontré en la
biblioteca...
La escena cambia
cuando el Amo muere y él se une al Emperador.
Salgo del trance,
parpadeo confusa y el Emperador me dice:
-Qué, ¿Era verdad
o no era verdad?-
Me llevo la mano a
la frente, me la paso por el pelo y asiento, aún confundida e
impactada.
En ésto, oigo como
el Emperador se pone alerta, como si hubiera oido algo, y le veo
clavar la vista en una esquina de la sala donde hay una puerta que yo
no había visto. Y en esa esquina, junto a esa puerta, alguien
agazapado observando...
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