CAPÍTULO 11: INTRUSA [PROTAGONIZADO POR IRENE, GANADORA CONCURSO JUST 4 RIDES]
Observo la fachada
y miro a la taquilla, cerrada a cal y canto. Todo está desierto.
Nadie haciendo cola. Miro el reloj. El Viejo Caserón abre a las
cinco de la tarde, y aún es demasiado temprano. Me encojo de hombros
y fijo mi mirada en la puerta cuyo cartel reza “Salida de
Arrepentidos”.
No me creo que haya
gente capaz de pagar pasta para luego salir del espectáculo así por
las buenas. Si total...Seguro que no es para tanto...Me río y me
acerco a la puerta de los cagaos, como yo la llamo, y subo los
tres escalones que me llevan a ella. Llamo suavemente, pero no
obtengo respuesta. Tampoco la espero. Supongo que las horas que son
ni los actores estarán en el Parque todavía. Llevo mi mano a la
cerradura y tiro de ella con suavidad. Sorpendentemente, se abre.
Sonrío. Genial, parece que tendré la oportunidad de ver el Caserón
vacío y sin pagar un duro. Miro atrás. No hay nadie. Atravieso la
puerta y la cierro tras de mi. Un pasillo blanco, tenuemente
iluminado se extiende ante mí. Empiezo a recorrerlo. No consigo ver
el fondo. De repente me doy cuenta de que a la derecha hay una puerta
negra. La miro, la vuelvo a mirar y me aventuro a intentar abrirla.
Cede y entro a la sala. Oigo voces y cierro la puerta con cuidado. Me
pongo tras una esquina y observo.
Un hombre alto,
vestido de negro me da la espalda unos metros más adelante. Está de
pie junto a una mesa sobre la que parece haber alguien con quien está
hablando.
De repente, se da
la vuelta y me mira fijamente. Su cara es totalmente pálida, su
sonrisa es retorcida. Siento un escalofrío, me doy la vuelta y me
abalanzo sobre la puerta. Intento abrirla pero no se abre.
El hombre de la
sala me dice con una voz que me hace temblar:
-¡Tú!¿Qué haces
cotilleando?-Ríe.
Siento cómo mis
pies se mueven automáticamente hacia él, para después pararse
junto a la mesa junto a la que él está de pie.
Miro a la mesa y
cierro los ojos incapaz de soportar la visión.
Sobre ella hay una
chica, sujeta con grandes grilletes. Deduzco que es una chica por las
formas que se adivinan en su pecho, porque el resto de ella es un
cuadro de sangre, cortes...Y un gran agujero donde debía estar su
corazón.
Instantáneamente,
vomito en el suelo, asqueada. Todo parece tan de verdad...La sangre,
las heridas...¿Quién iba a decirme a mi que un simple muñeco me
iba a hacer vomitar? Pero es que hasta en el suelo hay restos de lo
que aparenta ser sangre. ¡Es que hasta el olor de la habitación es
metálico, mareante...Como el de la sangre!
Vuelvo a mirar
detenidamente a la chica y observo lo bien hecho que está ese
animatronic. ¡Parece real!
-Ayúdame...- oigo
que me dice el robot de la mesa con un hilo de voz. Es una voz tan
teñida de dolor que casi parece de verdad...
Niego con la cabeza
y me giro en un ademán de salir, pero entonces, me topo con alguien
que creo que acaba de entrar en la sala.
Es un hombre alto,
vestido con una larga túnica negra y va encapuchado.
-¿Vas a alguna
parte?-Me dice sonriendo.
No me gusta su voz.
Es grave y fría, como la del hombre que vi al entrar en la sala y
que está junto al encapuchado. Se toma muy en serio su papel.
-¿Tú eres el Amo
del Caserón?-Le pregunto al encapuchado con un hilo de voz,
totalmente acojonada por su tono frío y serio. Esos actores lo hacen
genial...Me pregunto si estarán enfadados conmigo por haberme
colado.
-No.-Me dice el
hombre que está junto al de la capucha.- El Amo murió por ser
demasiado blando.-Señala al de la capucha.- Él es el inquisidor, y
yo soy el Emperador de las Tinieblas. Y tú, intrusa, te has colado
en nuestra morada antes de tiempo...¿Qué pasa? ¿Que quieres que
juguemos contigo?-Rie. Y yo no puedo evitar sentirme intimidada. Sus
ojos completamente blancos se clavan fijamente en mi, su cara seria
denota que se sabe su papel a la perfección.
-Así que voy a
poder ajusticiar a alguien por fin...-Dice el que el Emperador ha
identificado como inquisidor.- Que vaya rachita que llevamos...Cada
vez se arrepiente menos gente y en consecuencia apenas
ajusticio...Hubo una época en la que los arrepentidos abundaban y
tenía que ingeniármelas para acabar con ellos rápido. Con lo que
me gusta ir despacio...Que sufran...Pero ahora con el terror
moderno...Es cada vez más dificil.-Suspira.- ¡Y de repente apareces
tú!-Me mira.-Supongo, claro, que has entrado por la puerta falsa, la
de fuera.- Ríe.- Que suerte hemos tenido. Nadie se suele colar por
ahí...-Suspira y me coge de los hombros. -Hicimos bien en construir
esa puerta. Sabía que tarde o temprano alguien se colaría...-
Me dejo hacer
pensando que es un gran actor, sin embargo, el robot de la mesa me
advierte:
-No...te..fíes...No
son....actores.- Me dice el robot de la mesa con voz penosa.
-¡Hola!-Aparece un
payaso empuñando un cuchillo delante de mi.- ¿Te gustan los
payasos, chiquitina?- Se ríe y me hace un corte en el cuello
mientras chillo y el inquisidor me lleva a una silla donde me
aprisiona con grandes cadenas.
Intento soltarme,
pero no puedo.
-¡Socorro!-Digo-¡Ayuda,
por favor!-
-No lo intentes.
Nadie puede oírte.-Ríe mientras me acaricia el pelo y luego me
arranca un mechón de cuajo.
Grito mientras veo
aproximarse a todos los monstruos del Viejo Caserón: una chica con
un cuchillo y un osito de peluche en sus manos; un hombre vestido de
médico que sostiene una jeringuilla y trae del brazo a un chico que
parece demente y viste una camisa de fuerza; un hombre enmascarado
ataviado con un mandil cubierto de sangre; una chica cuyo camisón
está cubierto de lo que parece ser vómito; un chico pálido y de
ojos completamente oscuros que viste una gabardina de cuero, gafas de
sol colgando de su camisa y que tiene un hacha en sus manos; dos
chicos y una chica que caminan arrastrándose y gimiendo como
zombis...Y algo más atrás se queda un hombre rezagado, en la
puerta. Un hombre de cara pálida que viste una capa negra, camisa
azul y pantalones y zapatos oscuros, que supongo que es el
enterrador.
Me estremezco y veo
entrar a tres más. Tres figuras parecidas a los tres psicópatas de
“Scream”, “Halloween” y “Sé lo que hicísteis el último
verano”.
Trago saliva
mientras el inquisidor me dice:
-¿Cómo te
llamas?-
-I..Irene.-
Respondo yo temblando mientras veo como la sangre que sale de mi
cuello empapa mi ropa
Se ríe.
-Bueno, Irene, pues
espérate, que en cuanto el Emperador dé la orden comenzará la
diversión. Está intentando que Cris se una a la fiesta...Es algo
rebelde, ¿Sabes?-Ríe y yo miro a la mesa.
El hombre alto y
pálido cuchichea algo con la tal Cris. Alcanzo a oir no se qué de
no tener en cuenta, o de ajustar cuentas...No sé.
Miro a todos los
monstruos. Todos mirándome y relamiéndose.
Empiezo a llorar,
histérica.
-¡No por
favor!-Chillo.
Oigo un ruido como
de cadenas y miro hacia el lado de la mesa.
La chica que antes
estaba tumbada en ella ahora se levanta con dificultad, gimiendo de
manera quejumbrosa mientras sus cadenas caen al suelo y renqueando se
acerca a mi....
No hay comentarios:
Publicar un comentario