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martes, 3 de septiembre de 2013

Relato "Visita al Viejo Caserón 2: Tinieblas" capitulo 11

Enhorabuena a Irene, ganadora del concurso de los Just4Rides, que ha ganado ser la protagonista de dos capítulos del relato. ¡Muchas felicidades!


CAPÍTULO 11: INTRUSA [PROTAGONIZADO POR IRENE, GANADORA CONCURSO JUST 4 RIDES]


Observo la fachada y miro a la taquilla, cerrada a cal y canto. Todo está desierto. Nadie haciendo cola. Miro el reloj. El Viejo Caserón abre a las cinco de la tarde, y aún es demasiado temprano. Me encojo de hombros y fijo mi mirada en la puerta cuyo cartel reza “Salida de Arrepentidos”.
No me creo que haya gente capaz de pagar pasta para luego salir del espectáculo así por las buenas. Si total...Seguro que no es para tanto...Me río y me acerco a la puerta de los cagaos, como yo la llamo, y subo los tres escalones que me llevan a ella. Llamo suavemente, pero no obtengo respuesta. Tampoco la espero. Supongo que las horas que son ni los actores estarán en el Parque todavía. Llevo mi mano a la cerradura y tiro de ella con suavidad. Sorpendentemente, se abre. Sonrío. Genial, parece que tendré la oportunidad de ver el Caserón vacío y sin pagar un duro. Miro atrás. No hay nadie. Atravieso la puerta y la cierro tras de mi. Un pasillo blanco, tenuemente iluminado se extiende ante mí. Empiezo a recorrerlo. No consigo ver el fondo. De repente me doy cuenta de que a la derecha hay una puerta negra. La miro, la vuelvo a mirar y me aventuro a intentar abrirla. Cede y entro a la sala. Oigo voces y cierro la puerta con cuidado. Me pongo tras una esquina y observo.

Un hombre alto, vestido de negro me da la espalda unos metros más adelante. Está de pie junto a una mesa sobre la que parece haber alguien con quien está hablando.

De repente, se da la vuelta y me mira fijamente. Su cara es totalmente pálida, su sonrisa es retorcida. Siento un escalofrío, me doy la vuelta y me abalanzo sobre la puerta. Intento abrirla pero no se abre.

El hombre de la sala me dice con una voz que me hace temblar:

-¡Tú!¿Qué haces cotilleando?-Ríe.

Siento cómo mis pies se mueven automáticamente hacia él, para después pararse junto a la mesa junto a la que él está de pie.

Miro a la mesa y cierro los ojos incapaz de soportar la visión.

Sobre ella hay una chica, sujeta con grandes grilletes. Deduzco que es una chica por las formas que se adivinan en su pecho, porque el resto de ella es un cuadro de sangre, cortes...Y un gran agujero donde debía estar su corazón.

Instantáneamente, vomito en el suelo, asqueada. Todo parece tan de verdad...La sangre, las heridas...¿Quién iba a decirme a mi que un simple muñeco me iba a hacer vomitar? Pero es que hasta en el suelo hay restos de lo que aparenta ser sangre. ¡Es que hasta el olor de la habitación es metálico, mareante...Como el de la sangre!

Vuelvo a mirar detenidamente a la chica y observo lo bien hecho que está ese animatronic. ¡Parece real!

-Ayúdame...- oigo que me dice el robot de la mesa con un hilo de voz. Es una voz tan teñida de dolor que casi parece de verdad...

Niego con la cabeza y me giro en un ademán de salir, pero entonces, me topo con alguien que creo que acaba de entrar en la sala.

Es un hombre alto, vestido con una larga túnica negra y va encapuchado.

-¿Vas a alguna parte?-Me dice sonriendo.

No me gusta su voz. Es grave y fría, como la del hombre que vi al entrar en la sala y que está junto al encapuchado. Se toma muy en serio su papel.

-¿Tú eres el Amo del Caserón?-Le pregunto al encapuchado con un hilo de voz, totalmente acojonada por su tono frío y serio. Esos actores lo hacen genial...Me pregunto si estarán enfadados conmigo por haberme colado.

-No.-Me dice el hombre que está junto al de la capucha.- El Amo murió por ser demasiado blando.-Señala al de la capucha.- Él es el inquisidor, y yo soy el Emperador de las Tinieblas. Y tú, intrusa, te has colado en nuestra morada antes de tiempo...¿Qué pasa? ¿Que quieres que juguemos contigo?-Rie. Y yo no puedo evitar sentirme intimidada. Sus ojos completamente blancos se clavan fijamente en mi, su cara seria denota que se sabe su papel a la perfección.

-Así que voy a poder ajusticiar a alguien por fin...-Dice el que el Emperador ha identificado como inquisidor.- Que vaya rachita que llevamos...Cada vez se arrepiente menos gente y en consecuencia apenas ajusticio...Hubo una época en la que los arrepentidos abundaban y tenía que ingeniármelas para acabar con ellos rápido. Con lo que me gusta ir despacio...Que sufran...Pero ahora con el terror moderno...Es cada vez más dificil.-Suspira.- ¡Y de repente apareces tú!-Me mira.-Supongo, claro, que has entrado por la puerta falsa, la de fuera.- Ríe.- Que suerte hemos tenido. Nadie se suele colar por ahí...-Suspira y me coge de los hombros. -Hicimos bien en construir esa puerta. Sabía que tarde o temprano alguien se colaría...-

Me dejo hacer pensando que es un gran actor, sin embargo, el robot de la mesa me advierte:

-No...te..fíes...No son....actores.- Me dice el robot de la mesa con voz penosa.

-¡Hola!-Aparece un payaso empuñando un cuchillo delante de mi.- ¿Te gustan los payasos, chiquitina?- Se ríe y me hace un corte en el cuello mientras chillo y el inquisidor me lleva a una silla donde me aprisiona con grandes cadenas.

Intento soltarme, pero no puedo.

-¡Socorro!-Digo-¡Ayuda, por favor!-

-No lo intentes. Nadie puede oírte.-Ríe mientras me acaricia el pelo y luego me arranca un mechón de cuajo.

Grito mientras veo aproximarse a todos los monstruos del Viejo Caserón: una chica con un cuchillo y un osito de peluche en sus manos; un hombre vestido de médico que sostiene una jeringuilla y trae del brazo a un chico que parece demente y viste una camisa de fuerza; un hombre enmascarado ataviado con un mandil cubierto de sangre; una chica cuyo camisón está cubierto de lo que parece ser vómito; un chico pálido y de ojos completamente oscuros que viste una gabardina de cuero, gafas de sol colgando de su camisa y que tiene un hacha en sus manos; dos chicos y una chica que caminan arrastrándose y gimiendo como zombis...Y algo más atrás se queda un hombre rezagado, en la puerta. Un hombre de cara pálida que viste una capa negra, camisa azul y pantalones y zapatos oscuros, que supongo que es el enterrador.

Me estremezco y veo entrar a tres más. Tres figuras parecidas a los tres psicópatas de “Scream”, “Halloween” y “Sé lo que hicísteis el último verano”.

Trago saliva mientras el inquisidor me dice:

-¿Cómo te llamas?-

-I..Irene.- Respondo yo temblando mientras veo como la sangre que sale de mi cuello empapa mi ropa

Se ríe.

-Bueno, Irene, pues espérate, que en cuanto el Emperador dé la orden comenzará la diversión. Está intentando que Cris se una a la fiesta...Es algo rebelde, ¿Sabes?-Ríe y yo miro a la mesa.

El hombre alto y pálido cuchichea algo con la tal Cris. Alcanzo a oir no se qué de no tener en cuenta, o de ajustar cuentas...No sé.

Miro a todos los monstruos. Todos mirándome y relamiéndose.

Empiezo a llorar, histérica.

-¡No por favor!-Chillo.

Oigo un ruido como de cadenas y miro hacia el lado de la mesa.


La chica que antes estaba tumbada en ella ahora se levanta con dificultad, gimiendo de manera quejumbrosa mientras sus cadenas caen al suelo y renqueando se acerca a mi....

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