CAPITULO 22: NUEVO PASAJE
Tar me arrastra por
un oscuro pasillo. La oscuridad es total. No se ve nada. Camino a
tientas mientras el inquisidor casi me empuja por el pasadizo.
-¿Te da miedito la
oscuridad, Cris?-Se ríe.- Normal...Cuando no hay luz puedes
encontrarte muchas sorpresas inesperadas.
Chillo al sentir
que algo se clava en mi espalda y me obliga a parar de andar,
doblándome y casi cayendo al suelo. Oigo la risa del inquisidor,
mientras intento buscarle con mis manos para tener algo a lo que
sujetarle.
Pero no es el
terciopelo de la túnica de Tar lo que tocan mis manos. Es algo
desprovisto de suavidad, una tela más resbaladiza...Sigo palpando y
doy con un rostro y con la capucha que seguramente semioculta la cara
del asesino, cuyas palabras me revelan quién es:
-¿No te gusta mi
garfio, Cris?-Me dice riendo. Y sé quién es: Ben Willis, el
psicópata de “Sé lo que hicísteis el último verano”; lo que
he tocado no ha sido otra cosa que la tela de su chubasquero de
pescador.
Grito cuando el
asesino saca su arma de mi espalda, y oigo la risita de Tar.
-A oscuras es más
divertido...Sientes todo mucho más, y no sabes por dónde te vendrán
las sorpresitas...-
En ese momento,
noto una nueva puñalada, ésta vez en el estómago. Una bocanada de
sangre asciende hasta mi boca, y la escupo.
-Culpa mía.- Ríe
la voz de Ghostface.
Me siento
impotente. A oscuras no sé por dónde me vienen los golpes, que no
hacen más que aumentar, en forma de cuchilladas. Ahora siento una
tercera arma clavarse en mí. Supongo que es el cuchillo de Michael
Myers. Grito y caigo al suelo al no poder mantenerme en pie.
De repente se
enciende una lucecita, y caigo en la cuenta de que es una pequeña
llama: la llama del mechero de Tar, que baja hasta mi, iluminando los
rostros enmascarados de los asesinos mientras estallan en carcajadas
y vuelven a clavarme sus armas.
Vuelvo a chillar y
rompo a llorar. Intento rodar, pero cada movimiento me cuesta la
vida, y desisto.
Oigo voces
acercándose, y noto cómo alguien hurga en mi pantalón, como si me
estuviera metiendo algo en el bolsillo. De repente, mi bolsillo vibra
mientras suena un “ring ring”. Quienquiera que haya sido me ha
metido un móvil en el bolsillo.
Oigo voces cada vez
más cerca.
-Eh, suena un
teléfono.- Oigo que dice alguien.
Deduzco que los
visitantes se acercan. El móvil no para de sonar. Aún tirada en el
suelo, me llevo la mano al bolsillo, palpo, y saco con dificultad el
teléfono que me han guardado. La lucecita de la pantalla apenas
ilumina nada.
“Desconocido”.
Veo que pone en la pantalla.
Lo alzo con manos
temblorosas y le doy al botón. Me duelen las puñaladas y creo que
ha pasado una eternidad hasta que consigo llevarlo hasta mi oído.
-¿S...si?-Pregunto
con la voz quebrada por el dolor mientras escupo sangre por la boca.
Toso, y la voz de Ghosface me contesta.
-Hola, Cris...¿Cuál
es tu película de terror preferida?-
De repente se hace
la luz y los tres psicópatas empiezan a acuchillarme mientras veo
cómo los visitantes gritan y sin embargo siguen contemplando lo que
para ellos es un espectáculo la mar de bien hecho con actores que
actuan genial.
Grito mientras la
sangre sigue brotando de mi boca, y no veo más que dos rostros con
máscaras blancas y un encapuchado acuhillándome...Lloro, pero no
sirve de nada.
Los gritos de los
visitantes cesan, y siguen caminando comentando lo real que parece
todo...
La luz se vuelve a
apagar mientras siento que alguien me levanta y me obliga a ponerme
el pie. Palpo terciopelo. Es la túnica de Tar. Es el inquisidor el
que me ha levantado. Me aferro a su túnica como quien se aferra a la
última oportunidad de vivir. Las piernas me fallan y a punto estoy
de caer.
Tar me sostiene
mientras camina conmigo fuera del pasaje.
Se abre la puerta y
de nuevo siento la luz cegadora del sol clavarse en mis ojos mientras
el inquisidor me conduce de nuevo al Viejo Caserón...
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