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sábado, 28 de septiembre de 2013

Relato: "Visita al Viejo Caserón 2: Tinieblas" capitulo 24

CAPITULO 24: EN LA CRIPTA


Permanezco de rodillas observando la cripta, iluminada sólo por velas.
El ataúd de Selman tiene unas pocas. Y el que fue mi ataúd está casi repleto de ellas. Por lo demás, todo está igual, y no puedo evitar sentir cierta melancolía al recordar el vínculo que una vez tuve con el vampiro...

Su voz me saca de mis pensamientos.

-Cris...-Dice con voz cantarina y burlona.

Miro a mi derecha, de donde ha provenido la voz, pero no hay nadie. Una ráfaga de aire me golpea y oigo la voz de Sel, ahora a mi izquierda, acompañada de una risita.

-Cris...-Repite.- ¿Dónde estoy?-Ríe. Y vuelvo a sentir el aire ésta vez soplando hacia mi derecha.

Intento levantarme. Apenas puedo. El dolor me carcome.

-Selman, déjate de juegos ¡Estoy hasta las narices! ¿Entiendes?¡Hasta las narices!-Grito consiguiéndome poner en pie a duras penas. Miro alrededor. A pesar de haber velas hay cierta penumbra, lo que no me permite ver dónde se esconde Sel, que me “obsequia” con una nueva risita burlona y con su voz a mi espalda.

-Buh.- Me dice posando su helada mano en mi hombro. Siento un escalofrío y me giro, y justo entonces, retuerce mi brazo, me alza y usa toda su fuerza para estamparme contra la pared, haciéndome caer después al suelo con un grito de dolor.

Selman ríe.

-Estás en muy baja forma desde que has vuelto a ser humana...-Dice con sorna acercándose hasta donde estoy.

Intento levantarme y saco fuerzas de donde no tengo para apoyar manos y pies en el suelo e impulsarme hacia arriba. Me duele el brazo que probablemente me ha roto el vampiro.
Estoy harta de caer ante cada golpe, harta de ser una muñeca de trapo en manos de los habitantes del Caserón. Maldito día en que decidí entrar, malditos moradores, ¡maldito todo!.

-¡Estoy hasta las narices!-Grito consiguiendo ponerme del todo de pie.

Selman me coge del cuello y me estampa de nuevo contra la pared, sin soltarme en ningún momento. Su mano aprieta con fuerza mi cuello haciendo que apenas pueda respirar, su aliento putrefacto me golpea la nariz, y él me grita:

-¡¿Si?! ¡¿De verdad estás tan harta?! ¡Pues ríndete!- Me dice escupiéndome con rabia.

Intento negar con la cabeza, pero la presión de la mano de Sel me lo impide; intento articular un “no”, pero es en vano.

Le veo sonreir maliciosamente.

-Quizás...Te vendría bien recordar viejos tiempos...¿Quieres tumbarte un ratito en tu ataúd?- Me alza y me estampa contra el ataúd.
Chillo al sentir las quemaduras de las velas encendidas que hay sobre él por mi nuca, espalda y pies, para luego rodar al suelo sin fuerza.

-¡Selman, por favor, para!-Suplico.

Las velas han caído del ataúd, apagándose, dejando la cripta casi en total oscuridad.

Sel me tira del pelo y me obliga a levantarme.

-¡Venga! ¡Levanta! ¿No estás tan harta?-Dice con guasa.- ¡Pues lucha!- Dice tirándome otra vez al suelo. Me golpeo la nariz y siento brotar la sangre. Apoyo mi brazo izquierdo en el suelo para levantarme, pero el derecho me duele horrores. No sé si podré moverme.

Veo la sombra de Sel aproximarse a mi con una vela encendida. Veo que se inclina junto a mi y vuelca la vela, haciendo que la cera que se está derritiendo se derrame sobre mi pie desnudo. Chillo de dolor mientras él sigue subiendo por mi pierna, haciendo que la cera continúe cayendo, quemándome.

Empiezo a patalear. Mi conciencia me obliga a no desistir y a demostrar que quiero luchar.
No sé cómo consigo dar una patada a la boca de Sel, haciendo que la vela caiga y se apague.

-Eso no ha estado bien, Cris.- Me dice furioso.- Y ahora vas a ver de lo que soy capaz...

Noto la ira en su voz mientras vuelve a levantarme y me tira contra la pared sin ningún esfuerzo. Me golpeo la cabeza con la esquina de la tapa del ataúd y lo último que oigo antes de caer inconsciente es la voz de Selman:


-Dulces sueños...-

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