CAPITULO 21: PASEO POR EL PARQUE
Tar y yo salimos
del Caserón. La luz me ciega.
Él me lleva del
brazo con rudeza, casi a rastras. Me hace daño. Mientras bajamos las
escaleras va aumentando la luz solar, que se posa en mis ojos,
acostumbrados a la penumbra del Caserón.
Entrecierro los
ojos, sintiendo el dolor de la herida del derecho. El sol me
incomoda, pero me da igual. Quiero chillar de felicidad. ¡Estoy
fuera del Caserón!¡Si! Algo que jamás pensé que lograría. Sin
embargo pienso en todo lo que he sufrido, estoy sufriendo y aún me
queda por sufrir mientras me pregunto el motivo por el que Tar me ha
sacado de la casa. La voz del Enterrador me saca de mis pensamientos:
-¡Pasáoslo
bien!-Sonrie malicioso, para luego volver al gesto neutro y a la vez
apenado e inquietante que mantiene al recibir a los visitantes en la
verja del Caserón. Clava en mí sus ojos blancos, y no noto pizca de
compasión en su mirada...Niego con la cabeza lamentándome de mi
situación.
-Cristina se lo
pasará mejor que yo, eso seguro...-Dice el inquisidor con una risita
mientras me tira del brazo obligándome a echar a andar. Echo una
última mirada suplicante al Enterrador, que me mira impasible y abre
la verja para que pasen los visitantes, que nos miran y susurran lo
bien maquillados que estamos.
Seguimos andando y
oigo a Sara decir:
-¡Nos vemos luego,
Cris!- La veo relamerse, asomada a la taquilla. Tampoco hay piedad en
ella. Puedo verlo en sus ojos, mientras el inquisidor me sigue
arrastrando del brazo hacia no sé dónde.
Cuando pasamos por
la entrada de “La Jungla” nos paran unos visitantes.
-¡Foto!¡Foto!-
Dicen sonriendo y poniéndose a nuestro lado.
Uno de ellos me
pasa el brazo por el cuello para hacerse la foto, y me siento morir
al notar clavarse más los pinchos del collar en mi piel. Comienza a
gotear sangre. Soy incapaz de mirar a cámara. Me muerdo el labio
retorciéndome de dolor. Acabada la foto, los visitantes se alejan y
llega una chica hasta nosotros. Nos sonríe y se sitúa entre Tar y
yo para hacerse foto. Algo me llama la atención en ella...A parte de
su hermosura, su cara me es familiar. Echo una ojeada a mi lado y al
verla junto a Tar veo a quién me recuerda: es idéntica a la mujer
del inquisidor...En mi cabeza aparecen de nuevo las imágenes del
pasado de Tar y en ellas hay una mujer casi idéntica a la que tengo
enfrente.
-No olvide,
señorita, que en el Viejo Caserón la estamos esperando...-Veo que
la dice mientras toca suavemente la barbilla de la joven. Ella se va,
intimidada y noto como, por un momento, el inquisidor se pierde en
sus pensamientos mientras la ve irse.
-¿Qué pasa,
Tar?-Pregunto yo entre gemidos de dolor, pero aún así se nota que
desafío.- ¿Es que te recuerda a alguien?-Intento reirme, pero el
dolor me lo impide.-
-Sí.-Me responde
él.- A una chica preciosa que en breve va a morir en el
Caserón...-Sonríe.- ¡Mira! Ahora mismo está sacando su
entrada...-Me señala la taquilla y la veo pagando a Sara. Tar me
tira del brazo y echamos a andar hacia Maquinismo.
Casi corriendo, Tar
me lleva a rastras hasta la Lanzadera. Me sonríe y me dice:
-¿Te acuerdas,
Cris? Aquí te montaste con Selman después de tu primera caza...Te
daba mucho miedo subir aquí, ¿Verdad, pequeña?- Sonríe hipócrita
mientras me empuja haciendo que nos saltemos la fila.
-¿Cómo...Cómo
sabes...?-Pregunto atónita.
-Mi señor lo sabe
todo.-Dice, refiriéndose al Emperador.
-¿Quién se quiere
montar con la moradora?-Proclama de repente.
-¡No!-Chillo yo
histérica.
-¡Que subas!-Me
ordena empujándome al asiento mientras me abrocha el cinturón y me
baja el arnés.
La Lanzadera
empieza a subir, y yo a hiperventilar, mientras chillo y veo a Tar
abajo, mirándome sonriendo...
Chillo y pataleo
mientras noto como la máquina se para. Y pienso en Selman...Y en lo
diferente que fue mi primera Lanzadera con él...Y ahora estoy
sola...
Mi grito ahoga mis
pensamientos mientras pataleo y noto como la Lanzadera desciende a
toda velocidad y finalmente se para en seco.
Me desabrocho el
cinturón y me subo el arnés, bajando del asiento.
-¿Te lo has pasado
bien?-Me pregunta el inquisidor mientras me vuelve a coger del brazo
y me lleva hasta Abismo. Nos paramos en la entrada y mientras mira la
montaña rusa con aire nostálgico, me pregunta:
-Ay,
Cris...¿Recuerdas aquella vez que te montaste con tu amiga Pamela?
Nunca olvidaré tus gritos aquel día...Se oían desde la
morada...-Sonríe.- Una pena que ya no puedas repetir experiencia.
Me saca del trance
en el que me he sumido contemplando Abismo mientras recuerdo el día
que fui con Pam al Parque.
Echo a andar y
comienzo a escupir bocanadas de sangre. El dolor de las heridas del
collar en mi cuello son insoportables, por no hablar de mi ojo
derecho y el continuo dolor interno que siento gracias a la magia del
Emperador, que ha tenido el detalle de curarme las heridas pero me ha
dejado el dolor por dentro.
Cuando me quiero
dar cuenta, estamos subiendo a un Zeppelin, que se pone en marcha y
comenzamos a recorrer el Parque.
-Mira,
Cris...¿Recuerdas?-Dice señalando a un grupo de amigos que van
hacia “Fantasía”- Tú venías aquí con tus amigos...Y aquel
día...-Sonríe.- Aquel día te dio por venir sola. Y aquí mismo, en
éste zeppelin te preguntabas si entrarías o no al Caserón...-Se
ríe.- Menos mal que lord Malevus se encargó de meterte cizaña para
que entraras con su vocecilla en tu mente...-
Suspiro.
-Fue tu culpa...Si
no le hubieras escuchado ahora no estarías así...¡Pero ya no hay
tiempo para arrepentimientos!-Me dice mientras me saca del Zeppelin
con brutalidad cuando éste para.
El dolor me consume
y casi caigo al suelo. Tar me sujeta pero me aprieta fuerte el brazo
mientras me lleva junto al simulador virtual, donde hay un edificio
que simula una antigua casa, aunque, a mi juicio, no tan imponente
como el Caserón. Fuera hay un cartel que pone: “Movie Maniacs”
-¿Te gusta el
nuevo pasaje?-Me pregunta. - Ya éramos demasiados en el Caserón y
el Emperador decidió mandar a tres moradores fuera. Además, la
gente demanda más terror...Son insaciables...- Dice mientras
entramos en la casa.
Y de nuevo la
oscuridad vuelve a mis ojos....
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