Mi lista de blogs

jueves, 19 de marzo de 2015

"Los Moradores" capitulo 9

CAPITULO 9: YMIR, EL PAYASO

  Golden Circus de Riverside (California), febrero de 1990

 Ymir indicó a su alumno Tipo que en ese momento debía arrojarle la tarta a la cara, pero no hizo falta, porque el joven aprendiz lo hizo sin esperar siquiera indicaciones, y con toda su fuerza estampó el pastel en el rostro de su maestro, que no pudo evitar echarse a reir y aplaudir la gran actuación  de su aventajado discípulo.

Y aquella tarde en el circo, el joven payaso Tipo demostró saberse la lección a la perfección: el número de las tartas, el del manguerazo de agua...Todas las exhibiciones tuvieron la recompensa buscada: aplausos y sobre todo risas.

Muchas risas...

Ya lo dicen: con el tiempo el alumno supera al maestro, sí, y fue precisamente eso lo que no acabó de encajar bien Ymir, que comenzó a desarrollar un sentimiento de ira y odio hacia Tipo, viendo como cada noche, los aplausos, y sobre todo las risas, el trofeo más preciado que un payaso puede obtener, eran para Tipo y no para él.

Cada noche Ymir dejaba que Tipo viviera su momento de gloria mientras él esbozaba una sonrisa forzada ante sus compañeros y dejaba que lo que parecía ser odio hacia su aprendiz germinara entre bambalinas al observar su éxito.

 Éste ruín sentimiento acabó de aflorar cuando Tipo le sugirió unir a Kitty, la equilibrista con la que el aprendiz tenía una relación, a uno de sus números, pero no tardó en darse cuenta de que la exhibición le dejaba a la altura del betún e incluso más por debajo: Kitty y Tipo no hacían más que reirse de él y ridiculizarle, y pese a que intentó oponerse, tanto la pareja como el resto de compañeros quedaron de acuerdo en que el público lo aceptaría, y así fue: la gente reía a más no poder cuando Kitty hacía equilibrio sobre la cuerda y fingía caerse al suelo encima  del pobre Ymir.

Luego Tipo se tiraba sobre ellos haciendo estallar en carcajadas al público mientras Ymir lloraba. Poco se imaginaban todos que ese llanto era de verdad... Y cuando cada función acababa, el pobre payaso huía solo a su camerino para lidiar con sentimientos que no le eran para nada familiares: lágrimas, llanto, tristeza....

¿Qué le pasaba?

“Si quieres ser un payaso de verdad debes ser la risa. Siempre. Conviértete en ella y no dejes que ninguna otra emoción te embargue. Solo así transmitirás felicidad y serás feliz”

Ese era su lema, y así se lo había enseñado a Tipo, y ahora se sentía impotente por tener que batallar con  sentimientos en los que ni mucho menos aparecía la risa...Es más, empezaba a estar  harto de las risas.

-Maldito Tipo...Todo por tu culpa...-Susurró entre lágrimas antes de meterse en la cama y cerrar los ojos que ya hasta le dolían de llorar.

Aquella noche sólo hubo oscuridad en su sueño. Oscuridad y risas, pero muy diferentes a las que solía escuchar el payaso: eran risas malvadas, dementes.

Fue entonces cuando lord Malevus, el Amo del Caserón se le apareció en su mente y le dio una orden simple, concisa y clara:

-Mátalos, Ymir. Mátalos a los dos. Sólo así te librarás de tu sufrimiento. Una vez que lo hagas yo vendré a ti y te ofreceré una vida mucho mejor lejos de aquí, pero antes, mátalos. ¡Mátalos Ymir!-

Cuando al día siguiente despertó, se hizo con un cuchillo y fue al camerino de Kitty, que en ese momento estaba peinándose frente al espejo de su tocador.

“Si la mato a ella primero, él sufrirá muchísimo más” pensó Ymir esbozando una siniestra sonrisa.

Y no se anduvo  con chiquitas cuando irrumpió en la salita y sin decir palabra, pasó el filo del cuchillo por el cuello de la equilibrista, degollándola mientras contemplaba la expresión de terror de la joven reflejada en el espejo mientras la sangre se deslizaba cuello abajo y entre los dedos de Ymir, que sujetaban el cuello de la joven por detrás; Luego vio la cara de asombro de Tipo en el espejo, que había entrado al camerino alertado por los gritos de su chica.

Ymir soltó a Kitty, que cayó al suelo sin vida, mientras observaba cómo Tipo se echaba al suelo junto a ella para auxiliarla.

Ymir aprovechó y cerró la puerta de la sala y se acercó cuchillo en mano, amenazante, a Tipo, al que ahora consideraba su rival.

-¡Tú!-Le chilló mientras alzaba el cuchillo tembloroso en sus manos.-¡Tú me has eclipsado!¡Y ahora me las vas a pagar!Dijo abalanzándose sobre Tipo y apuñalándole sin piedad mientras dejaba que todo el rencor y la rabia se apoderaran de él, haciéndole gritar de puro odio.

Cuando paró de chillar oyó la tenue súplica de Tipo:

-Por...por fav...-Tosió echando una bocanada de sangre sin poder concluir la frase.

Por respuesta recibió la sonrisa, por primera vez sádica de su maestro, que después alzó la mirada para observar al hombre que no sabía cómo había aparecido ante él:

Como vestido de otra época y totalmente de negro, piel muy pálida y rastas blancas.

-Remátale, Ymir.- Ordenó el recién llegado con la misma voz que había escuchado en su sueño.

El payaso no se lo pensó dos veces y acuchilló a Tipo, el cual, una vez muerto, no hizo que del rostro de Ymir desapareciera el gesto de odio mientras miraba al recién llegado.

-Has hecho lo correcto, Ymir. Ahora eres libre de su carga.  Ya nadie te eclipsará, y si accedes a venir conmigo te alimentarás de algo mucho más sublime que las simples risas; Algo que para muchos es siniestro y oscuro. Y que lo es, sí, lo es. Pero el placer que se obtiene de ello es mucho mayor que el que proporcionan miles de carcajadas.- Dijo el Amo.

-¿Qué es?-Preguntó Ymir intrigado.

-Terror, gritos, horror...¡Oh, Ymir! ¡No te puedes imginar lo que es sentir los escalofríos al oir un grito...O al provocarlo...-Dijo riendo.

 Ymir se estremeció.

Sí que lo sabía: lo llevaba sintiendo desde que acuchilló a Kitty y escuchó su primer grito: una sensación totalmente nueva para él. Y cuando oyó gritar a Tipo, esa placentera sensación aumentó.

-Eso no es nada comparado con lo que puedes llegar a sentir si vienes conmigo...-Dijo el desconocido como si hubiera leído su mente.

-Pero, ¿Quién eres?-Preguntó el payaso por fin, queriendo identificar al hombre que sin saber como había invadido sus sueños y ahora estaba ante él.

El Amo rió.

-Soy Malevus, Amo del Viejo Caserón de lo que hoy día llaman Parque de Atracciones, en Madrid....-

El payaso se carcajeó.

-Espera...¿Me estás diciendo que no eres más que un actor en un espectáculo de terror en un parque temático en España y me quieres llevar contigo?-Preguntó el payaso, que había oído hablar del Parque y del espectáculo.

-Soy mucho más que eso, joven Ymir.-Comenzó explicando.- Soy el Amo de todas y cada una de las criaturas que habitan el Caserón, que sí, existen de verdad, no son actores ni mucho menos. Y para que lo sepas, el Caserón no empezó siendo tal. Tiene su historia, pero ya la conocerás cuando estés allí...-Dijo tendiéndole su mano huesuda.-...Si aceptas venir, claro.-Añadió.

Ymir se quedó pensativo un instante, y cuando escuchó los gritos y golpes de sus compañeros en la puerta intentando abrirla para ver qué había pasado, cogió la mano de Malevus en un acto reflejo, accediendo  a vivir la vida que él le ofrecía.

Así llegó el payaso al Viejo Caserón.

Varios moradores había ya en su interior, y con algunos de ellos entabló algo parecido a amistad.

El inquisidor no parecía apreciarle tanto y se dedicó a torturarle por puro placer hasta que consiguió sumirle en la más completa oscuridad.

 Después de eso, el Amo especificó al payaso su misión: causar terror y gritos por doquier en el interior de la casa y contra cualquiera que osara entrar.

Así se adaptó rápidamente a su nueva vida, tras la cristalera de su cuadro del circo, donde aparecía cada vez que pasaban ante él.

-¿Os gustan los payasos, pastelitos?-Solía preguntar entre risitas enfermas a los visitantes.-¡No quiero risitas!¡No quiero risitas!-Solía decir mientras blandía el cuchillo como respuesta a las risotadas que provocaba su pregunta, haciendo huir a los visitantes que pasaban delante de él.

Hoy día, Ymir, el payaso que una vez hizo reir, goza haciendo gritar a sus pastelitos, y más de uno ha sucumbido a su cuchillo.

¿Y tú? ¿Te atreverías a reirte ante Ymir?

No hay comentarios:

Publicar un comentario