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martes, 10 de marzo de 2015

"Los Moradores" Prólogo


Pues tras mucho tiempo, aquí estoy de nuevo: a partir de ahora y hasta que el tiempo me lo permita y vuelva a escribir, para no perder la costumbre, subiré capítulos de "Los Moradores" , la precuela de "Visita al Viejo Caserón" Os atrevéis a descubrir cómo llegaron a la casa sus siniestros habitantes? 3:) He aquí el prólogo....

PRÓLOGO : MALEVUS, AMO DEL CASERÓN, Y EL EMPERADOR DE LAS TINIEBLAS 

Año 1200. En algún lugar remoto del Infierno....

 Dos hombres de porte alto, serio, casi solemne se mantienen la mirada, uno frente al otro.

La mirada de uno, fría, calculadora, tranquila; La del otro, temerosa, a la espera de que el otro dicte sentencia.

Se conocen bien: uno de ellos ha jurado servir al otro por toda la eternidad a cambio de un sitio donde poder realizar experimentos de alquimia a su antojo, tranquilo y lejos de curiosos, pero esa servidumbre  y los actos horrendos que su señor le obliga a hacer pesan demasiado, por eso ha intentado huir, pero no le ha servido de nada.

-Malevus, Malevus...-Dice el hombre cuya mirada no tiene miedo.- ¿Acaso creías que podrías escapar de mi?-

Sus ojos se entrecierran mirando a su interlocutor con odio. Éste responde achantado:

-Mi...mi señor, yo...- El hombre de ropajes negros, cara cadavérica y huesuda y rastas blancas está a punto de llorar, con la cabeza gacha mientras su señor le mira del mismo modo que el humano mira a la hormiga a la que está a punto de pisar sin ningún miramiento.

-¿Mi señor, qué?¡No hay excusa para tu traición!- Dice el hombre de más autoridad.

-Conmigo no se juega, Malevus. Y si no sabes cómo me las gasto, ya es hora de que aprendas...-
Alza la mano, de la que brota una bola de fuego que mantiene levitando sobre ella y hace amago de arrojársela a Malevus
.-¡No!-Grita éste cubriéndose con las manos.- ¡Perdonadme, mi señor! ¡No volveré a intentar huir, os lo suplico!-Implora cerrando los ojos, creyendo que la bola ardiente impactará sobre él.
 De pronto oye el suspiro de su amo.

-Te conseguí un lugar donde hacer tus pociones y experimentos tranquilo ¿y así me lo pagas, ingrato?...-Dice entre dientes, y luego alza la voz.

-Te concedo una última oportunidad.

-¡Oh, gracias!-Dice el siervo arrojándose a los pies del Emperador de las Tinieblas, su señor.

-Pedidme lo que sea. No os defraudaré, mi señor.-

El Emperador le mira entre receloso y cansado de tanta adulación, y le contesta serio.

-Nos trasladaremos al caserón que te proporcioné para que pudieras realizar tus experimentos, y nos encargaremos de reclutar a personas a las que someteremos al mal para poder divertirnos sembrando terror todos, ¡Ya verás qué bien!-Ríe.-

-Sí, mi señor, pero...¿Cómo lo haremos?-

-Tú te encargarás de traerme a los futuros moradores: seres potencialmente malignos, que tengan algún tipo de trastorno que les predisponga a hacer el mal: locura, alguna debilidad, o algo similar, no sé. Que posean algo que con un par de torturas les deje listos para asesinar...Del recinto ya me ocupo yo:
Bastará con construir un cementerio en el patio. Un cementerio que albergue todos los cadáveres con los que le llenaremos...Rie.-- Y necesitamos una tapadera, o varias.-Continúa.- Tal vez al principio podamos usar la casa como restaurante, simplemente para estudiar a los visitantes. Luego construiremos el cementerio. Y después podríamos aprovechar para camuflar la casa como espectáculo de terror donde todo aquel que entra no consigue salir...-el Emperador de las Tinieblas suelta una carcajada mientras Malevus le mira sabiendo que no tiene elección.

-Como vos ordenéis, mi señor.- Dice.

-Así pues, entonces, Malevus, te otorgo el rango de Amo del Viejo Caserón. No responderás ante nadie, solo ante mi, y salvo que yo diga lo contrario, tú tienes el poder sobre todos los moradores, que han de obedecerte. Les concederás la inmortalidad hasta que tú decidas lo contrario porque te fallen o traicionen.-Sentencia solemne.-

 -Sí, mi señor.- Dice Malevus.-Y en cuanto a ti, te estaré vigilando. Así que mucho cuidado con intentar jugármela. Yo también podría privarte de tu inmortalidad., Malevus..-Sonríe burlón el Emperador mientras de nuevo hacer aparecer una bola de fuego levitando en la palma de su mano.

-No os fallaré, mi señor. Os lo juro.- Se reverencia Malevus temeroso.

Déjate de reverencias....-Dice el Emperador con voz hastiada haciendo desaparecer la bola de fuego de su mano mientras se evaporan y aparecen en el Caserón, donde esperan hasta que llega el momento idóneo para reclutar a los futuros moradores de la casa.

Doscientos años después, obedeciendo a su señor, Malevus, el futuro Amo del Viejo Caserón se lanza a la búsqueda del primero de los moradores de la casa, casa que como ya dijo el Emperador, primero sería usada bajo la apariencia de un restaurante para después pasar a ser Viejo Caserón, espectáculo de terror del Parque de Atracciones de Madrid.

Desde 1989 abrió sus puertas como tal, y los moradores que la habitaban en ese momento empezaron a causar el terror entre los visitantes que osaban atravesar su puerta. Sin embargo con el paso del tiempo, ni mucho menos dejó de correr la sangre, pues la llegada de un nuevo morador garantizaba un aumento de las muertes de los visitantes....

He aquí la historia de cómo todos y cada uno de los moradores acabaron en el Viejo Caserón. ¿Te atreves a conocerla?....

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